al alcalde Vitoria – Gasteiz, Javier Maroto (PP), se le ve el plumero en su propuesta para recoger firmas contra la aplicación actual de la renta básica. Se le plumero populista y xenófobo de pescar votos a ocho meses de las elecciones. No hay nada fiable en su planteamiento. Sus estruendosas denuncias de un supuesto fraude masivo en la percepción de las ayudas, apuntando directamente a personas de origen magrebí o africano, no han sido siquiera probadas. Maroto, un secundario en el PP hasta hace más bien poco, le urge recuperar iniciativa política ante la lánguida alcaldía que ha protagonizado, y recurrir a la demagogia de tintes racistas. Maroto se proclama, como buen populista, la voz de la calle. Muy peligroso ese discurso. Se empieza apuntando al diferente, al otro, se azuza al pueblo, así en general, y no se sabe donde termina el recorrido. Es muy viejo esto. La ultraderecha lleva tiempo aplicando la receta: aprovechar la situación de los inmigrantes para hacer bandera de la vieja mano dura con el objetivo de captar votos. Utilizar la inmigración y el patrioterismo ramplón como elementos de agitación electoral señalando con el dedo a un chivo expiatorio al que cargar todos los problemas sociales y contra el que dirigir el malestar ciudadano. De la corrupción extendida por todo el PP, Maroto no dice nada, claro. Son de los nuestros.