CEUTA Y MELILLA se han convertido en dos enclaves estratégicos para la expansión del Estado Islámico (IS). Así lo advierte en un informe la OSAC, un organismo civil del Departamento de Estado de EEUU que promueve el diálogo sobre la seguridad en el extranjero entre el Gobierno y el sector privado con negocios internacionales. EL MUNDO ha tenido acceso al documento, que bajo el título Estado Islámico más allá de Irak y Siria: Marruecos, alerta del potencial que posee para los extremistas el norte de África. Como informamos hoy, el porcentaje de yihadistas que han salido de las ciudades autónomas para unirse al IS es muy alto.

En los últimos meses, las autoridades marroquíes y españolas han descubierto y desmantelado varias células terroristas en la zona, donde el IS intenta reclutar islamistas dispuestos a extender el caos y su califato. Los empresarios estadounidenses de la OSAC no han pasado por alto estos incidentes y destacan la vulnerabilidad de Ceuta y Melilla para convertirse en la puerta de entrada del Estado Islámico en Europa. No se trata esta de una conclusión precipitada y, mucho menos, infundada. La inmigración ilegal es uno de los principales problemas a los que España debe hacer frente que, evidentemente, tiene su foco principal en el Norte de África. Los terroristas islámicos son conocedores de esta circunstancia y amenazan con usar la rutas del tráfico de personas para organizar redes de reclutamiento y llegar a nuestro país.

Además, la participación de España y Marruecos en la coalición que apoya al Gobierno iraquí a combatir el IS puede transformar a los ciudadanos de ambos países en un objetivo de sus ataques. Es cierto que todavía no ha habido intimidaciones, como le ha ocurrido a Francia o a Reino Unido, pero los objetivos civiles son los favoritos de estos radicales para amedrentar y obligar a retirarse a los gobiernos que le plantan cara. Por otra parte, no hay que obviar que quien ha denunciado esta situación lo ha hecho para avisar a las compañías estadounidense.