La piel del mar
Las Provincias, , 20-10-2014Siempre ha habido moros en la costa, pero ahora puedo verles desde mi terraza. Si vinieran de uno en uno les invitaría con mucho gusto a tomarse una copita al atardecer, antes de presenciar «la vehemencia naranja del poniente»; y darnos cuenta, todos juntos, moros y cristianos, de que las tardes no se hacen daño en su caída. ¿Qué les habrán contado de cómo vivimos aquí? Ayer llegaron a mi Rincón de la Victoria 25 inmigrantes marroquíes, uno de ellos menor de edad, pero sin los años necesarios para hacer de grumete.
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