Enkarterri

Convivencia servida en bandeja

Asociaciones de diferentes países y colectivos locales se unieron ayer en Güeñes en favor de la multiculturalidad

Deia, Un reportaje de Elixane Castresana, 18-10-2014

la diversidad conforma la riqueza de Güeñes, Enkarterri y Bizkaia. Personas unidas por su vínculo a un territorio en el que no todas han nacido, pero sienten como suyo, tal y como reivindicaron ayer los asistentes al primer festival intercultural que acogió el parque de Arenatzarte. Asociaciones de diferentes países que mantienen vivos los vínculos con sus lugares de origen sin dejar por ello de integrarse se sumaron al grupo de danzas Andra Mari de Güeñes en una celebración de la interculturalidad “necesaria, porque todavía persisten ciertos estereotipos en torno a los inmigrantes, como que vienen a por las ayudas”, según el organizador del festival, Joseba Chavarri, que instó a “quitarnos esas ideas de la cabeza”.

El Ayuntamiento no dudó en prestar su apoyo a una iniciativa “que nunca se había hecho y esperamos que continúe”, según expresó la concejala de Acción Social, Maite Campo. “Con la crisis, el paro y ahora el ébola parece que lo tienen todo en contra”, analizó la edil. Karima llegó a Euskadi hace diez años y ayer demostró que no ha perdido habilidad dibujando elaboradas figuras de henna en los brazos de las mujeres. Es una tradición que “se realiza la víspera de la boda”, explicó su compañero, Ridounae Chakouch. Ambos dejaron Marruecos hace casi una década en busca de una vida mejor y viven en Barakaldo. Además, forman parte de la asociación Agharas, “que en bereber significa el camino o en el buen camino que buscamos intentando encontrar los puntos en común que nos unen a quienes compartimos origen: música, teatro o gastronomía”, ilustró Ridouane.

Llegaron en pleno boom, pero les ha tocado pasar lo peor de la deba – cle económica que ha levantado algunas suspicacias en torno al modo de vida de los extranjeros. Ridouane no ha sentido esas miradas en carne propia. “No nos podemos quejar, sino todo lo contrario. Nos hemos sentido bien acogidos, solo que en estos casos se apunta al más débil, es decir, al inmigrante”, argumentó. “Cuando se nos conoce y se nos trata, la gente enseguida comprende que somos iguales que ellos, solo queremos salir adelante”, comentó también Rachid mientras servía un vaso de té del Sahara en la mesa instalada en el parque de Arenatzarte para dar a probar esta infusión. “En Marruecos es costumbre tomarlo antes de comer, aunque los mayores prefieren prepararlo por las tardes”, señaló a los vecinos de Güeñes que se acercaron.

Joseba Chavarri también rebatió esa percepción de que las prestaciones sociales actúan como un poderoso efecto llamada. “No es verdad que vengan pensando en cobrar ayudas, preguntan mucho por las opciones de empleo y yo he conocido inmigrantes que han levantado su propio negocio. Son muy emprendedores, quizás en líneas generales más que nosotros, porque cuando han sufrido tanto en sus países no se lo piensan tanto antes de iniciar su propio proyecto”, reflexionó.

Así, con la participación de todos, se construye esa Euskadi intercultural que ayer reflejó Güeñes con un amplio programa de actividades. Miembros de la asociación gitana Kale Dor Kayiko impartieron un taller de cajón flamenco, Nazioarteko Elkartasuna interpretó una selección de ritmos de distintos puntos del globo, el colectivo Agharas convirtió los brazos de las mujeres en obras de arte de henna y la fundación Harribide llevó hasta Arena – tzarte una exposición fotográfica. La actuación del grupo Ziur y la música bereber de Agharas pusieron fin a una fiesta en la que también se implicaron activamente agrupaciones locales. Voluntarios del servicio de Juventud de Güeñes, Gugaz, guiaron a los niños en el taller de juegos del mundo y el grupo de danzas Andra Mari abrió el festival con sus bailes. Asimismo, pusieron a la venta pulseras solidarias con cuya recaudación se instalará un desfibrilador en la kultur etxea.

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