En una carta remitida a los medios, firmada por Gurekin, explican que las necesidades urbanísticas y de limpieza y mantenimiento urbano que padece la zona vienen desde lejos y aseguran que “el abandono y dejadez de estos hace que se cree un ambiente deteriorado que suele dar pie a desajustes de otro tipo”.

Desde principios del siglo XXI, ya denunciaron la presencia constante de diferentes grupos que generaban actitudes incívicas, molestias, desagrado e incluso conductas delictivas en ocasiones.

“No todos eran vecinos del barrio; muchos de ellos venían aquí a pasar los días, a estar. No convivían, no se integraban, no compartían costumbres y desarrollaban ciertas actividades digamos incívicas y no dentro de los márgenes de la corrección”, matizan.

En ese contexto, pidieron ayuda a las instituciones para que quien tuviera la potestad precisa articulara las medidas adecuadas para solucionar ese problema. “Se nos ignoró, se dijo que no parecía que las cosas fueran para tanto, se nos insultó y se nos acusó de xenófobos y cosas peores”, declaran. Esta aseveración de racistas es lo que más ha molestado a los socios de Gurekin.

“Nunca se demostró que mintiéramos”, apostillan. “Eso sí, ninguna autoridad intervino y dejó que la cosa siguiera tal cual por si el tiempo lo solucionaba”, señalan.

En 2011, hubo un cambio de fuerzas en el Ayuntamiento de Errenteria. “Nos dirigimos a ellos pasándoles toda la información de que disponíamos, escritos, fotos, dossieres, información externa…”. “El nuevo equipo de gobierno nos dijo que ellos desconocían la situación del barrio y que en el consistorio no había constancia de toda la información que le habíamos pasado al anterior Gobierno, así que volvimos a hacer una labor de información y volvimos a pedir lo mismo”, recuerda Harina. “Tuvimos varias reuniones para tratar temas urbanísticos, de limpieza, aparcamiento, etc. con resultado insatisfactorio o con falta de actuación”, declaran.

Asimismo, también volvieron a pedir ayuda para evitar que en el barrio hubiera gente conflictiva y generadora de problemas. “Queríamos que fuera un lugar abierto a todos, y donde cualquier vecino de Errenteria quisiera venir. No tuvimos ayuda. Desde el Ayuntamiento se nos dijo explícitamente que no se iba a intervenir, que ahí no iban a entrar, y que no les parecía que fuera para tanto”, lamentan los miembros de Gurekin en su escrito.

Y continúan: “Decíamos entonces, 2009, luego en 2011, y hoy en día con mayor certeza, que la falta de cuidado en cuanto al paisaje físico, y en cuanto al paisaje humano, es un proceso progresivo de deterioro. Además, está confirmado el hecho de la percepción negativa que se tiene en Errenteria de Iztieta”. Desde Gurekin apuntan todas las virtudes de Iztieta – Ondartxo: es un barrio céntrico, bien comunicado, con un paseo junto a un río regenerado, bidegorri y comercio.

Sin embargo, muchos errenteriarras tienen una imagen negativa de este barrio, por ello los residentes en él y los comerciantes le quieren poner punto y final a esta situación con actuaciones urbanísticas y de mantenimiento urbano para que el barrio cambie “de facto”.

En concreto, lo que piden son más plazas de aparcamiento, elevar la altura del puente peatonal de la desembocadura por el riesgo de inundaciones que acarrea y que se haga cumplir la promesa de que el barrio se va a limpiar en profundidad cada seis meses.

“Si se quiere se puede cambiar. Voluntad es lo que se necesita”, aseguran. “Visto que el tiempo ha ido pasando sin mejoras ni intentos para ello, queremos que se conozca cuál es la realidad actual. A partir de ahí podremos valorar cómo queremos encarar la situación entre todos”, concluyen.