A escondidas
Besos robados
El Correo, , 14-10-2014Se sigue con cierto interés una película tan delicada como ‘A escondidas’, centrada en el nacimiento del primer amor. Así, sus dos adolescentes protagonistas, un chico bilbaíno y un inmigrante marroquí a punto de ser deportado, descubren su homosexualidad, surgida en el mismo momento de su encuentro. Dos chavales que se parecen a los sonámbulos, puesto que no ven sólo con sus ojos. Pero el filme no termina de expresar en toda su complejidad – y naturalidad – una historia de amor que se desarrolla en un tiempo y un espacio reconocibles, donde los dos protagonistas se muestran algo remisos a culminar sus expectativas.
Porque ‘A escondidas’ se queda un poco entre dos aguas en su intento por reflejar esa tierna relación sentimental entre Rafa (encarnado de forma sensible por Germán Alcarazu) e Ibrahim (interpretado con aplomo por Adil Koukouh). Dos prometedores actores sobre los que recae todo el peso de la película, mientras que los personajes adultos, en su mayor parte, aparecen bastante desdibujados. Lo cual da pie a un melodrama sincero, pero superficial, enmarcado en un Bilbao al que también se le podía haber sacado mayor partido paisajístico.
‘A escondidas’ resulta tan modesta, pulcra y recatada a la hora de describir ese lazo amoroso, sus besos robados, que termina por resultar insuficiente a la hora de plasmar la fragilidad de Ibra y Rafa, el desarraigo del primero y la inseguridad sexual del segundo, sus orígenes, cultura y clase social. Narrada en tono intimista por Mikel Rueda, la historia resulta tan sana y escueta, como irregular en su intento por mostrar los recovecos más profundos de la sexualidad. En ese sentido es hora de destacar un cortometraje (dura 26 minutos) tan rompedor como ‘Un chant d’amour’, realizado en 1950 por el escritor Jean Genet (‘Querelle de Brest’), con fotografía de Jean Cocteau (‘La Bella y la Bestia’).
(Puede haber caducado)