Gabriel Delgado director del secretariado de migraciones de cádiz y ceuta

“Resurge la inmigración de la desesperación, pero no merece la pena asumir semejante riesgo”

Diario de noticias de Gipuzkoa, Jorge Napal Ruben Plaza, 14-10-2014

donostia – Gabriel Delgado, director del Secretariado de Migraciones de Cádiz y Ceuta, visita estos días Gipuzkoa de la mano de la pastoral de inmigrantes de la diócesis de Donostia. Lo hace para acercar de primera mano el drama de miles de personas que tratan de buscar una vida mejor. “No merece la pena asumir semejante riesgo”, insiste. ¿Qué ha ocurrido este verano para registrarse tanto rescate en las costas?

- Nadie lo ha confirmado, pero da la impresión de que durante el verano Marruecos ha querido desactivar la presencia de tanta inmigración. Bajó la guardia, y bastaron un par de días para que más de 1.000 personas alcanzaran la costa. Es algo que hemos seguido muy de cerca. Es la inmigración de la desesperación, la de aquellos que no tienen documentación, una realidad que vuelve a resurgir. Hay una importante presencia africana en las cercanías de la frontera con Melilla, en torno a Nador, el monte Gurugú y la frontera de Ceuta. Una presencia que se ha querido desactivar.

El boca a boca es inmediato en cuanto se baja la guardia…

- Sí. Hay una presencia muy significativa de personas en situación de pobreza, víctima de las desigualdades, las injusticias y las enfermedades. La gente quiere buscar otras vidas, otros horizontes, otras maneras de vivir.

¿Marruecos abrió la mano a la inmigración clandestina?

- Insisto en que nadie lo confirma, pero tanta presencia de inmigrantes en la cercanía de sus poblaciones provocaba demasiadas tensiones. Por ello, se trató de aliviar esa situación dejando salir a un número de ellos.

¿Cuál es la situación actual en la frontera?

- Todas las semanas suelo ir a visitar a los inmigrantes que están en los Centros de Internamiento, CIE, detenidos por intentar pasar clandestinamente al otro lado. En el centro que visito hay un grupo de unos 150 inmigrantes. Es una realidad muy dura. El goteo de inmigrantes sigue presente. En torno a la frontera hay barrios con una inmigración estable, pero lo cierto es que siempre ocurren cosas. Hace unos días hemos tenido que lamentar la muerte de dos chicos que provenían de Senegal y murieron en Ceuta tras zozobrar su embarcación. Navegaban diez personas pero solo han aparecido los cadáveres de estos dos chicos, los otros ocho siguen sin dar señales de vida. La experiencia de quienes intentan cruzar el Estrecho es una realidad muy dura y trágica.

¿El hecho de que empleen embarcaciones de juguete denota una mayor desesperación?

- Responde a un motivo exclusivamente económico. El viaje en una zodiac es muy peligroso, pero resulta más caro que hacerlo en una embarcación de juguete. Te pueden cobrar unos 1.500 euros por navegar en una de esas lanchas, pero hay gente que no tiene la más mínima capacidad económica, y por eso intenta saltar la valla. Otros se aventuran en los famosos toy, las barcas de juguete que apenas cuestan 300 euros por persona. Se juegan la vida, pero al menos no tienen necesidad de trabar contacto con redes mafiosas.

¿Y merece la pena asumir tantos riesgos?

- Estamos trabajando en las dos orillas de este tema, y vemos que no merece la pena. No merece la pena por el grave riesgo que corren estas personas durante la travesía. Además, aunque alcancen la tierra, tampoco merece la pena deambular por las calles de la geografía española de manera irregular: sin nombre, siempre con el miedo a que le detengan a uno.

¿Y qué solución propone?

- Hace falta trabajar en campañas de sensibilización para explicar a estas personas que no arriesguen sus vidas de ese modo. Hay que inculcarles la necesidad de venir aquí con toda la documentación en regla y, en la medida de lo posible, con un trabajo asegurado. Cruzar en pateras el estrecho puede ser la solución para 2.000 o 3.000 personas al año, pero no para África en su conjunto. Hace falta un trabajo de más hondo calado, y organizarse para crear una África distinta.

Sobre el papel eso está muy bien, pero ¿cómo convencer a quien huye de la miseria?

- Somos conscientes de que los objetivos de sensibilización son a largo plazo. Hemos desarrollado campañas que hablan del sueño de Europa y el futuro de África. Hace falta que ese debate se extienda también entre los institutos, los barrios y la universidad, de manera que pueda visualizarse la solución.

Por cierto, ¿si los inmigrantes que trabajan en Europa dijeran ahora mismo que se marchan, qué ocurriría con nuestro sistema económico?

- Se derrumbaría, sin ninguna duda. Los trabajadores que han llegado a Europa representan una fuerza joven y dinámica, y nos hacen falta. De marcharse, todo esto se derrumbaría.

Hay quien opina más bien lo contrario…

- El paro ha afectado a muchos barrios populares, pero en la misma medida una gran parte de inmigrantes trabaja en yacimientos de trabajo muy precarios. En todo caso, son personas que pertenecen a nuestras ciudades. Es gente integrada, pero haría falta trabajar en la sensibilización de esas personas que se plantean dar el salto desde su país de origen.

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