Gizadiberri

La adoptación y sus problemas

Deia, Por Javier J. Múgica, 12-10-2014

todas las personas adoptadas son víctimas de experiencias de abandono en edades muy tempranas, muchos además sufrieron en edades muy tempranas experiencias terribles de maltrato, abusos, negligencia e institucionalización. Estas experiencias traumáticas lastran gravemente el desarrollo de estos niños y niñas y sus crianzas son mucho más difíciles que las de los hijos no adoptados. La vida emocional, familiar y social para ellos y ellas es más difícil y además de crecer, aprender y vivir como los demás tienen que superar las graves secuelas de sus experiencias traumáticas, entender y superar su abandono sin apenas información sobre ello e integrarse en un mundo que no se lo pone fácil. Tienen que hacer más tareas que los demás habiendo sido dotados de menos recursos. A muchos chicos adoptados y traumatizados y dañados por sus vivencias de abandono y maltrato les cuesta gestionar su vida, controlar sus impulsos, resolver sus conflictos y controlar sus emociones. De bebes no fueron preparados para saber manejar su rabia, su tristeza, sus miedos y de mayores tienen muchas dificultades para construirse un plan de vida.

Además en muchos casos estos chicos y chicas, que son más frágiles y vulnerables que el resto, no han sido bien tratados por sus iguales, han vivido demasiadas experiencias de racismo, xenofobia y discriminación. A pie de calle lo adoptivo sigue siendo visto como falso y no legítimo. Hay muchos prejuicios todavía hacia las personas adoptadas y sus familias. Cuando un chico adoptado da problemas se le mira mal a él y peor a su familia. Su padre y su madre son rápidamente acusados por el entorno de ser los causantes, por no haberle educado bien, por ser muy tolerantes o muy inflexibles. Lo cual es realmente falso. Los adoptantes son mejores padres y madres que la media.

Sucede también que los profesionales de la educación y de la salud mental desconocen las necesidades de estos chicos, no han desarrollado los recursos diagnósticos, ni los tratamientos adecuados para sus dificultades y yerran escandalosamente cuando las familias adoptivas les consultan y piden ayuda. En general nuestros recursos comunitarios no saben tratar ni resolver las gravísimas dificultades de muchas personas adoptadas e incluso les aplican tratamientos perjudiciales. Socialmente no se entiende ni se acepta que los adoptados jóvenes tengan problemas y se les acusa de vagos, desagradecidos o malas personas.

Desde un programa de apoyo a las personas jóvenes adoptadas con graves problemas de integración en nuestro servicio, hemos comprobado que en situaciones muy graves, donde la convivencia se ha roto y nadie sabe ya qué hacer, el vínculo que crearon las familias adoptivas con sus hijos e hijas no está del todo roto y con apoyos y ayudas de cierta complejidad técnica se les puede ayudar a volver a estados de normalidad. Con una intervención intensiva de 4 meses y combinado recursos psicoterapéuticos y socioeducativos y gracias a ese vínculo que nunca se rompió, a pesar de los graves problemas de convivencia, desde el servicio Adoptia y su programa Casas conoctadas en red las familias y los jóvenes están consiguiendo rescatar esas vivencias, relaciones y recursos personales y familiares que les posibilitan seguir siendo familia y garantizar una mejor integración e inserción de los jóvenes. Las familias adoptivas no la han hecho tan mal como muchos que les acusan creen, pues los vínculos que crearon con sus hijos e hijas son irrompibles.El autor es de Agintzari

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