Canarias / Babilonia en guagua

Un virus en el sistema

Si existe un animal que puede ser considerado el leal amigo de la humanidad, no hay que buscar entre los chuchos, ni siquiera entre los felinos: es el chivo expiatorio

ABC, gustavo reneses , 10-10-2014

En estos días azules de octubre, mientras el país se desangra en el deporte nacional acerca de la crítica especializada sobre el ébola, su futura evolución y qué hacer en caso de apocalípsis zombi, más de uno ya tiene su opinión formada al respecto y apela al protocolo a seguir, no vaya a ser que en caso de fallo haya que echar pelotas fuera para esquivar el bulto. Nunca mejor dicho.

Si existe un animal que puede ser considerado el leal amigo de la humanidad, no hay que buscar entre los chuchos, ni siquiera entre los felinos; cuando se trata de un verdadero aliado, lo encontraremos en el chivo. El chivo expiatorio.

Es caer una trompeta del Apocalipsis en medio de nuestra civilización tan dada a la bravuconería en 140 caracteres y a la ilustración mediante el fugaz uso de la Wikipedia para comenzar a señalar a chivos expiatorios como potenciales fuentes de contacto. Como es habitual en estos casos, se ha señalado al colectivo más débil que son los inmigrantes. No han faltado voces comenzando a señalar el potencial peligro que suponen las pateras. Quizás porque las fiebres hemorrágicas del ébola no fueran ya detectadas décadas atrás, y que el número de pateras/cayucos que arriban a nuestras islas cada vez es menor. Aún así el miedo escénico no escatima en propuestas con severos tintes intolerantes al albur de los titulares.

Si hay algo que nos tendría que mosquear hasta límites insospechados es que desde los puestos de responsabilidad se vacilen de uno. Por ejemplo, que se diga que está todo controlado y que luego se vea que la cosa no estaba tan controlada porque «ha habido un fallo humano». Nota al pie: Lo habitual en estos casos es que haya sido humano, porque nadie puede imaginarse a un animal de granja cometiendo un fallo durante la atención a un paciente contagiado con virus de ébola.

Lo que menos tendría que ver en este caso es el color de la piel ni cargar las tintas contra personas que huyen del éxodo africano. Tal vez porque la hoy protocolizada Europa, en su momento abandonó a su suerte a los países africanos tras haber esquilmado recursos y modificado a su antojo territorio y personas. Fallo humano diría otro para esquivar el bulto.

En ocasiones no es más peligroso el virus del ébola, que el propio ser humano. Entre otras cosas porque el humano la mayoría de las veces hemos actuado como auténticos virus sobre la faz de la Tierra. Marcar, señalar, prejuzgar y aprovechar la revoltura del río para la ganancia de algunos pescadores no es motivo para sentirse orgulloso. Que el riesgo exista no significa que se deje de actuar en la acogida humanitaria de personas. A fin de cuentas, que existan otros riesgos más reales no impide que sigamos yendo a votar en cada convocatoria. Y en el virus de la corrupción si que tenemos un buen número de portadores.

Buenos días, y por si no volvemos a vernos: Buenos días, buenas tardes y buenas noches.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)