"El rechazo hacia los inmigrantes crece entre los jóvenes vascos y en las clases altas"

Mikel Mazkiaran, secretario federal de SOS Racismo, advierte de esa "preocupante" tendencia, que "lleva al racismo ilustrado", y pide a las instituciones que ayuden a derribar "barreras mentales"

El Correo, JUANMA VELASCO, 08-10-2014

Sabe que el discurso de SOS Racismo tiene «una credibilidad limitada», pero pese a ello no cesa en la labor de romper «estereotipos y falsas creencias». Mikel Mazkiaran (Olazagutia, 1967), abogado y secretario de la federación estatal de la ONG, pide a las instituciones un ejercicio de «pedagogía» para «derribar barreras mentales» en forma de prejuicios.

¿La mayoría de inmigrantes que residen en Euskadi viven de las ayudas sociales?
Evidentemente no. Por una razón muy sencilla: la inmigración de Euskadi y del Estado español en general es de un perfil marcadamente económico. Eso significa que son personas que vienen aquí a trabajar y a buscar un trabajo. La prueba está en que, hoy en día, los datos que facilita el INE son de más salidas que llegadas. Es decir, la gente se está yendo porque no encuentra trabajo. Decir que los inmigrantes vienen a Euskadi a vivir de las ayudas, que es el estereotipo que se va creando, no es cierto.

“Los inmigrantes que hay en Euskadi no han venido a vivir de las ayudas, sino a trabajar” ¿Y por qué parte de la población piensa que muchos inmigrantes vienen aquí a vivir de las ayudas?
Pues por lo mismo que hay muchas personas que creen que la delincuencia aumenta con los inmigrantes y las urgencias se colapsan por culpa de la inmigración. Forman parte de ese grupo de rumores, estereotipos y prejuicios que están bastante interiorizados. Lo que ocurre es que las cifras y los estudios no dicen eso y avalan que los inmigrantes que hay en Euskadi no han venido a vivir de las ayudas, han venido a trabajar. Los datos son claros. Tal vez, en algunas ayudas podría haber una cierta sobrerrepresentación, porque ahora el desempleo entre el colectivo inmigrante está 10 puntos por encima de la media.

¿Un inmigrante y alguien con nacionalidad española que vive en Euskadi accede en las mismas condiciones de igualdad a las ayudas?
Absolutamente. No hay ninguna ayuda específica o concreta para el colectivo inmigrante. No existe ni ha existido. Es más, algunas ayudas, como la renta de garantía de ingresos (RGI), tienen un requisito de estancia previa en Euskadi de tres años, que a quien más perjudicaría para cobrar es a alguien que ha venido de fuera del País Vasco.

También está extendida la idea de que las viviendas de protección oficial (VPO) tocan más a los inmigrantes…
Pues hay un estudio de Etxebide que dice que solo un 13% de adjudicatarios son inmigrantes.

‘Efecto llamada’

¿Es cierto que las ayudas provocan un ‘efecto llamada’?
Los inmigrantes nunca han venido aquí por las ayudas. Es más, si vinieran aquí por las ayudas, debería de multiplicarse exponencialmente la inmigración porque el sistema de protección social vasco es, con diferencia, muy superior al de otras comunidades. La proporción de la población inmigrante en Euskadi es del 6,8%, la mitad que la media estatal.

“Si hubiera ‘efecto llamada’, su llegada habría crecido de forma exponencial porque las ayudas son muy superiores aquí a las de otras comunidades”–Si los datos oficiales revelan lo contrario, ¿por qué existen esas creencias?
Porque es muy difícil desterrar un estereotipo si está muy arraigado.

¿La crisis económica ha agravado esa percepción negativa hacia la población inmigrante?
En cierta medida sí, pero a su vez los estudios de opinión dan cuenta de una situación bastante buena en comparación con otros países. En Euskadi yo hablaría de una percepción no excesivamente mala, aunque sí se observa un trasvase desde los indecisos a los reticentes al fenómeno migratorio. Pero, en general, la opinión no es mala. Eso sí, cuando hablamos de estados de opinión hacia el colectivo inmigrante, hay que detallar las respuestas. En líneas generales, el barómetro de Ikuspegi, el observatorio de referencia en Euskadi, dice que cuando a la población se le pregunta por las prestaciones sociales, ahí sí hay niveles altos de rechazo. En cambio, en absoluto hay rechazo cuando se habla de interculturalidad, convivencia entre religiones y esas cuestiones. Por eso el alcalde de Vitoria sabe de qué habla cuando, en tiempo de crisis, apunta contra la población inmigrante en un tema tan sensible como el de las prestaciones.
¿Qué perfil de la población vasca tiene más prejuicios hacia los inmigrantes y le cala más ese discurso de ‘primero los de aquí’?
En general, el que tiene que competir con el de fuera es aquél que va a tener una opinión más contraria o de prioridad a los de casa. Aquel que no tiene que competir va a tener una opinión más apartada y será una cuestión más ideológica. Eso lleva a un perfil sociológico de una clase media-baja con un nivel no muy alto de estudios. Dicho esto, lo que resulta preocupante son índices que van en aumento en otros colectivos de población que en apariencia no deberían tener esas actitudes de rechazo: los jóvenes y las clases altas acomodadas de perfil universitario, en las que van aumentado las actitudes de rechazo. Esto lleva al racismo ilustrado, intelectual, que se refleja en libros o en informes.

¿Y qué tipo de racismo es peor?
Amí me preocupa más el de la clase alta. El otro es una consecuencia un tanto lógica en el funcionamiento de las clases sociales, en el que uno entra en competencia con uno de fuera y a partir de ahí se le llena la cabeza de prejuicios y opiniones desfavorables.

El “preocupante” discurso del PP alavés

¿Qué se puede hacer para frenar todos esos estereotipos?
– Hay cosas que ya se están haciendo, como campañas institucionales. Además, entidades como SOS Racismo llevamos tiempo poniendo en marcha talleres que intentan trabajar el tema de los prejuicios y los rumores. Hay que hacer frente a ese elemento desde ese trabajo pedagógico porque es una barrera mental. Y esas barreras mentales están muy afincadas con esos estereotipos y rumores que hay que ir derribando.

“En Vitoria se nota un ambiente más enrarecido hacia los inmigrantes que en otras localidades”¿Qué le parece la campaña del Gobierno vasco para mejorar la opinión hacia la inmigración?
– Me parece interesante y oportuna. Hay algún partido político que le ha intentado buscar la vuelta, pero me consta que esta campaña estaba elaborada muchísimo antes que toda esta polémica surgida con las declaraciones del alcalde de Vitoria.

¿Qué opina de los discursos de los dirigentes del PP alavés que han vinculado el fraude y el abuso en las ayudas sociales con la población inmigrante?
Son preocupantes por varios motivos. Todo empezó con el alcalde de Vitoria que, en mi opinión, está utilizando un discurso populista de manual. Se utiliza un tema de extremada sensibilidad como es el de las prestaciones sociales y el abuso o no abuso que se pueda hacer por parte de la población inmigrante. Se erige en el portavoz del pueblo. Elabora un discurso en el sentido de ser él el que se atreve a decir lo que no se atreven a decir los demás. Todo esto es manual del buen populista. El calificativo que tiene la actuación del alcalde Javier Maroto es absolutamente irresponsable. Lo único que hace es alimentar los estereotipos, las actitudes de rechazo y un ambiente de fractura social. Y eso es muy grave.

¿A qué se refiere?
He estado en Vitoria y la gente me ha transmitido cierta preocupación, porque se nota un ambiente más enrarecido frente al colectivo inmigrante que el que pueda existir en otra localidad vasca. Se notan unas actitudes más beligerantes de rechazo. Ese discurso cotidiano que puede haber de rechazo, y que en otros momentos ha sido más discreto, comienza a ser un discurso que se articula de forma más abierta o vociferante. Como ejemplo, el mensaje que se difundió en las redes sociales con una paga de RGI a un inmigrante, que luego el Gobierno vasco tuvo que explicar que se trataba de unos atrasos que se le debían a esa familia, en Vitoria se ha impreso y se ha colgado por las paredes en la calle. Todo eso está creando un ambiente malo de convivencia y ahí es donde el diputado general y el alcalde tendrían que hacer pedagogía.

Javier de Andrés, diputado general de Álava, acusó a SOS Racismo de Vitoria de empadronar a 1.252 inmigrantes de forma ficticia para que pudieran cobrar ayudas sociales. ¿Qué hay de cierto en esta acusación?
– Es perfectamente explicable. Existe una figura en la ley de bases de régimen local, que es el empadronamiento ficticio, que está absolutamente normativizada y regulada. Se utilizó por SOS Racismo Alava hace muchos años para un fin muy concreto: conseguir la tarjeta sanitaria, a la que tenían derecho las personas inmigrantes, con relativa rapidez. Originó un nivel alto de empadronamientos que luego fueron regularizados a través de una baja masiva que se hizo por parte del ayuntamiento.

¿Fue totalmente legal?
Sí. Se ha creado una gran mentira, uniendo dos cuestiones que no tienen nada que ver, como el estar empadronado en un sitio y ser perceptor de una ayuda. Esto, el señor de Andrés sabe que es mentira porque en cada domicilio como máximo se otorgan dos prestaciones de RGI. Una persona empadronada en un local nunca va a recibir la ayuda.

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