“Hay que lograr que aquí ninguna niña sea mutilada”
Unicef trabaja en 12 de los 17 países donde más se practica la ablación para intentar erradicarla
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 29-09-2014donostia – “Hay que conseguir que ninguna niña residente en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) sea mutilada cuando viaja a sus países de origen”, dice contundente Izaskun Landaida, directora del Instituto Vasco de la Mujer – Emakunde. Considera que hay que abordar la ablación, una forma de mutilación genital femenina (MGF), desde un enfoque social, sanitario y antropológico que busque comprender los motivos culturales por los cuales se sigue realizando esta práctica, respetando sus costumbres y tradiciones, pero velando para que entiendan las graves consecuencias que esta práctica tiene para las niñas y mujeres y trabajando desde un acercamiento transcultural para su erradicación en los países de origen.
“El Ayuntamiento de Bilbao es la avanzadilla en programas para la prevención de la ablación al llevar ya tiempo trabajando con un enfoque interdisciplinar; es un ejemplo para otras instituciones por los excelentes resultados de sus proyectos”, apostilla. Porque “solo con prevención – como argumentaba a este periódico la antropóloga social Adriana Kaplan en unas jornadas organizadas en Bilbao – podremos reducir estas prácticas; solo con medidas policiales no se conseguirá erradicarlas”.
brutal costumbre En esta misma línea, Carmen Molina, de Unicef, organización que lleva muchos años trabajando en África con el Fondo de Población de Naciones Unidas para erradicar esta brutal costumbre, considera que el camino es largo y complicado, pero los programas puestos en marcha están dando resultados. En 6.000 comunidades africanas ya han abandonado esta práctica. “Es un pequeño – gran paso”, asegura, al tiempo que recuerda que en la mayoría de los 29 países donde se lleva a cabo la ablación sus leyes lo prohíben, “pero es una costumbre tan arraigada que no les importa”.
Dos falsos mitos sirven como razones para aquellos que siguen practicando la extirpación total o parcial de los genitales femeninos. Uno de ellos es la creencia de que la ablación sirve para prevenir la infidelidad de la mujer. Y el otro es el arraigo cultural, las familias sienten que es una tradición que es preciso perpetuar en el tiempo. “No es una cuestión religiosa, sino cultural. De ahí que se tenga que ir trabajando el abandono de este hábito a nivel comunitario. Para ello se involucra a los líderes, a los religiosos de la aldea, a las propias madres que suelen temer que si no mutilan a sus hijas se quedarán apartadas de la comunidad y no accederán al matrimonio. A los curanderos y comadronas al entrar en la aldea lo primero que se hace es ofrecerles un oficio, si no seguirían fomentando esa práctica. Porque es lo que les enseñó su madre y su abuela. Les involucramos así para que dejen de realizar mutilaciones”, explica la portavoz de Unicef.
el porcentaje varía La extirpación genital es una práctica preislámica también presente en la cultura musulmana, en cristianas coptas y la prevalencia varía entre etnias. Por ejemplo, en Egipto la ablación se da en el 98% de las niñas y en Guinea en el 93%, aunque hay otras zonas donde el porcentaje se sitúa en un 25%.
Unicef desarrolla programas en doce de los 17 países donde más se ejecuta la ablación como Etiopía, Egipto, Kenia, Senegal, Burkina Fasso, Gambia, Guinea y Somalia. “Es muy difícil variar la mentalidad de la gente. Además, siendo extranjero no debes ir imponiéndoles nada; hay que trabajar desde el convencimiento de que esta práctica no es buena para sus niñas. Es la única forma de que el avance en la erradicación de esta práctica sea sostenible en el tiempo. Si no se actúa así no se logra nada, porque piensan que vas contra su cultura. Las madres que permiten que sus hijas sean mutiladas sexualmente no son malas, sino que participan de unos valores culturales ancestrales”, añade Carmen Molina, quien muestra su preocupación porque, según todos los informes mundiales, si la natalidad en estos 29 países sigue por los mismos derroteros que ahora, en la siguiente década habrá 30 millones de niñas en riesgo de ser mutiladas genitalmente. “Para 2050, uno de cada tres nacimientos se dará en alguno de estos países africanos y los porcentajes de niñas en riesgo de ser sometidas a esta práctica subirán del 21 al 31%”.
Por eso Unicef focaliza sus esfuerzos en programas en las escuelas con las niñas para que aprendan también a rechazar esta práctica, “que sepan que es mala para ellas”.
Las ONGs estatales recuerdan que en el Estado español cerca de 10.500 niñas estaban en 2010 en posición de padecer la ablación, pese a que esta práctica está penada con entre seis y doce años de cárcel.
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