Batido de ritmos junto al mar
El Periodico, , 25-09-2014La noche del martes en la playa del Bogatell fue una de esas que marcan un punto de inflexión en la historia de la Mercè. Tras años de desarrollo de una trama de pequeños conciertos urbanos en torno, sobre todo, a la marca BAM, la sesión de Mediterràniament disparó las cifras de asistencia (60.000 personas, según la Guardia Urbana) en un vistoso salto de escala. Recordando las concentraciones de público de aquella antigua Mercè del Sot del Migdia y la Recta de l’Estadi. Una multitud que, tras el pase de Manel, se volcó en los festines de ritmos servidos por sendos profesionales de la verbena de masas, Txarango y La Troba Kung – Fú.
Aunque Manel suele llevarse los titulares, Txarango es el grupo catalán del momento en cuanto a capacidad de atracción de público. En buena parte, enormes cantidades de adolescentes, cuadrillas descocadas, quizá en su bautismo de música en directo sin tutela paterna, que secundaron con toda la euforia un repertorio que, más allá de las canciones, se nutre de mensajes humanitarios y consignas políticas.
Fiesta con raíces latinas ejecutada con vigor rockero en piezas como La vuelta al mundo, y con ganas de comerse el mundo en Tot s’enlaira («Junts podem arribar més lluny»). Dedicatorias a Peret en El meu poble y un parlamento del cantante del grupo, Alguer Miquel, contra los partidos xenófobos. «Tolerancia cero con el voto racista», reclamó.
Repertorio in crescendo con Benvinguts al llarg viatge, Amagada primavera y un lánguido fundido con una de sus mejores canciones, seguramente la más inquietante, La dansa del vestit, con sus citas que van más allá de la vida. «D’entre totes les estrelles jo vull estar amb tu / ets tot allò que em porta a mi, inclús la mort». Voluminosos grupos de chicas aguardaron a la salida del grupo detrás del escenario.Pero en el concierto de la playa de Bogatell hubo una jerarquía y la función de cerrar la noche correspondió al grupo que lleva tiempo desarrollando una noción de la verbena popular abierta al mundo y con solidez y rigor, La Troba Kung – Fú, el grupo creado en 1995 por Joan Garriga, extimonel de Dusminguet. Con ellos, con su conocimiento de los ritmos tropicales y de las claves para movilizar y agitar al público, la noche emprendió su rumbo final en un momento, la una y media de la madrugada, en que el recinto alcanzó su pico de convocatoria.
Con casi una década de trayectoria y cuatro discos, La Troba Kung – Fú se ha convertido en una maquinaria eficaz que funde ritmos antillanos y sensibilidad rumbera en canciones que no pasan por alto las preocupaciones populares. El último disco del grupo, Santalegria (2013), marcó el camino a seguir con canciones expeditivas como A ballar y La moreneta, en la que Garriga introdujo estrofas de nuevo cuño. «Senyora Camacho, la moreneta balla amb el Muchacho / Senyor Trias, la moreneta ballava a Can Vies».
Una óptima oportunidad para que el público adolescente de Txarango conectara con la generación anterior del mestizaje barcelonés en su versión más depurada, fundiendo cumbia, vallenato, rumba, dub y vocación trovadoresca en una sesión demoledora que condujo hacia algunos clásicos del grupo, como su versión de Cançó del lladre, ante una audiencia multitudinaria. El resabiado clímax de Mediterràniament.
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