Bilbao – La operación Zura contra una importante red de narcotraficantes con conexiones internacionales y afincada en Bilbao fue todo un éxito por varias razones. La primera, porque se consiguió retirar del mercado un cargamento de 32 kilos de heroína que, una vez cortada, supondría en el mercado un millón de dosis y alrededor de cinco millones de euros de ganancias; la segunda, porque, tras varios intentos hasta tres, la policía ha conseguido desmantelar una banda que distribuía la droga en la cornisa cantábrica y el sudoeste de Francia, y tercera, porque ha puesto de manifiesto la relevancia de la colaboración entre dos cuerpos policiales: la Ertzaintza y la Policía Local de Bilbao, ambos con numerosos éxitos en sus haberes en la lucha contra el tráfico de drogas.

El pasado domingo culminaba una operación que comenzó a principios de año. Ertzainas y policías locales procedieron a la detención de dos mujeres que, procedentes de Holanda, arribaban a Termibus, en Bilbao, con dos maletas y 32 kilos de heroína. La operación también incluyó el registro de varios locales en San Francisco e Irala. Finalmente, se procedió a la detención de nueve personas las dos mujeres nacionales y el resto de Guinea Bissau y Mali, entre ellas el escurridizo líder de la banda.

El líder “El grupo que estaba siendo investigado es muy complicado, ya que era la tercera vez que la Er-tzaintza seguía su pista”, reconocía ayer Jose Antonio Nieto, subjefe de la Ertzaintza, quien junto a Javier Falces, jefe de División de Coordinación de la Policía Local, presentaron ante los medios de comunicación la mercancía incautada.

Las palabras de Nieto expresan la satisfacción policial por la detención del citado líder, ya que hasta hace escasos meses no había podido ser identificado. Se trataba del dueño de una tienda de San Francisco que se les había escapado en las dos operaciones anteriores contra la banda y que adoptaba extremas medidas de precaución. La droga era distribuida a los traficantes en cantidades que oscilaban entre el medio kilo y el kilo para su venta por la cornisa cantábrica y Francia. El resto se repartía en el propio local a pequeños traficantes, que luego la movían en Bilbao.

Finalmente, cuatro de los nueve detenidos ingresaron ayer en prisión; los otros cinco quedaron en libertad el miércoles.