Argelia se instala en Alicante
Los argelinos de clase media lideran la compra de casas en la ciudad Son el único colectivo que crece en el padrón
El País, , 15-09-2014El francés comienza a escucharse mucho en el centro de Alicante, pero con acento argelino. Un nuevo perfil de ciudadano llega desde el país magrebí, distinto del clásico inmigrante económico. Pasean por una ciudad que les recuerda a Orán, con la misma orografía, la misma luz blanca y clima. A veces, vienen solo un par de días para una revisión oftalmológica o a comprar marcas de ropa y perfumes. Otras, directamente se establecen plenamente en una ciudad unida a su país por línea marítima y aérea.
Los argelinos lideran las ventas de casas a extranjeros en la ciudad de Alicante. Solo en la primera mitad de 2014 se compraron más de 740 viviendas, según datos del Colegio de Notarios. Superan en mucho a las otras nacionalidades de compradores, que han convertido a la provincia en la punta de lanza de ventas a extranjeros del mercado inmobiliario nacional por su enorme excedente.
“No sé qué ha pasado este verano, todos los argelinos parecían estar aquí veraneando”, dice la presidenta de la asociación Al-Djazairia, Rabea Djellal. Esta profesora de folclore cada semana hace un programa de radio en internet hablando sobre Argelia en castellano. “Nos parecemos mucho de carácter”, dice riendo, “también hablamos rápido y chillando”.
El punto de la costa argelina más cercano dista 250 kilómetros de Alicante. En 12 horas se llega en transbordador desde Orán. En avión, un argelino tarda solo diez minutos más en llegar a Alicante que un alicantino en llegar a Ibiza. La proximidad es tan patente que en lugares como el barrio de La Albufereta, según el día, antes de la televisión digital terrestre, se captaba mejor la televisión argelina que TVE.
“Están viniendo mucho”, confirma Carlos Gómez Gil, del Observatorio de la Inmigración de la Universidad de Alicante (UA). “Y ha cambiado el perfil: vienen ricos”, señala. Ya en un informe de 2013, este sociólogo avanzó que los argelinos se habían convertido en la segunda nacionalidad en la ciudad, superando los 5.200 empadronados y solo por detrás de los rumanos. Son los únicos que siguen creciendo en el padrón durante la crisis mientras las nacionalidades tradicionales —marroquíes y sudamericanos— siguen cayendo.
Delfín Martínez, vicedecano de los notarios valencianos, explica que “están dando salida también al stock de vivienda” en barrios considerados humildes, pero también una ganga. En los seis primeros meses de 2014 compraron viviendas cuya cuantía total rondaba una media de 47.900 euros por piso. Estos lugares, primero, los abandonaron los españoles tras nuevas promociones surgidas con el auge inmobiliario. Luego, la inmigración que llegó para nutrir precisamente a la construcción. Y ahora, los argelinos comienzan a repoblarlos. Otros están comprando en la playa de San Juan, donde madrileños y vascos han invertido históricamente.
“Lo hemos comentado alguna vez con el consulado”, afirma Martínez, acostumbrado a aligerar visados para la compraventa de casas. “No es el trabajador que llegaba antes y se podía meter en un piso patera”, dice, “se nota en la vestimenta, en el habla, vienen con mujeres”. “Hay mucho profesional liberal, empresarios con mucha relación comercial en la zona”, secunda José Martínez, de la inmobiliaria Remax.
En el Liceo Francés de la ciudad, un colegio privado, han detectado también la aparición “de una élite económica que mueve mucho dinero y que se establece para educar a sus hijos aquí”, afirman desde el centro escolar.
En los años sesenta, entre 30.000 y 6.000 pied noirs, depende de la fuente, salieron de Argelia con el fin del colonialismo francés buscando refugio en Alicante. Se instalaron en La Albufereta, donde hoy todavía se encuentran menús que mezclan el cous-cous con la quiche lorrain. Entonces quienes vinieron de Argelia aportaron modernidad (locales nocturnos, usos sociales y nuevas tendencias arquitectónicas); hoy, vienen en su busca.
En cinco meses, 150 argelinos han sido tratados en la clínica Baviera. “Buscan cirugías novedosas, atendemos también mucho caso no resuelto”, confirma el director del centro, Jaime Javaloi. “Desde hace tiempo que tenemos ya clientes fijos. Se gastan fácilmente 500 euros en perfumes y maquillaje”, tercia Susana en una perfumería en un céntrico bulevar. “Preguntan si son marcas reales porque en su país hay mucha imitación. Eso sí, no saben dejar de regatear, no pueden evitarlo”, añade divertida.
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