Noruega está dispuesta a firmar un convenio bilateral con Holanda en virtud del cual enviará a centenares de presos, que no puede internar en sus cárceles por falta de espacio, a prisiones de este país. El acuerdo es similar al firmado entre Holanda y Bélgica en 2010, y que permite la presencia de unos 550 reclusos belgas en un penal de Tilburg (sur del país). Los directores de las cárceles escogidas para el intercambio serán noruegos (el de Tilburg es belga), y también las reglas impuestas en su interior. Por contra, el personal será holandés para poder garantizar suficientes puestos de trabajo.

El pacto noruego precisa aún el visto bueno del Parlamento de Oslo, y será posible porque Holanda tiene en estos momentos “demasiada capacidad carcelaria”, en términos oficiales. Concretamente, cuenta con 11.000 celdas para unos 9.000 convictos. “En estas cifras no entran los centros de internamiento juveniles, los destinados a inmigrantes ilegales, ni tampoco los establecimientos psiquiátricos para delincuentes con esos problemas”, dice Jaap Oosterveer, portavoz del ministerio de Justicia. “Hemos clausurado cárceles, pero buscamos otras alternativas que no sean estrictamente comerciales. Lo que conservamos así son empleos para nuestros nacionales”, añade.

Según Justicia, la mayoría de los convictos holandeses pasa un promedio de un año entre rejas, y los cálculos efectuados para saber cuántas celdas necesitarán en 2015 son más bajos que los de 2013. “En realidad, no se puede hablar de celdas físicas, porque no todas tienen un solo ocupante. Como tendremos plazas libres, hemos abierto el abanico”, continúa Oosterveer.

Según Anders Anundsen, titular noruego de Justicia, aunque los detalles no están cerrados “se baraja la cifra de 300 presos enviados a Holanda”. “Necesitamos cerrar varias cárceles para hacer reformas, y estamos dispuestos a alquilar el espacio que le sobra a los holandeses”, ha añadido.

Los presos viajeros deberán cumplir sentencias largas, “pero también podría haber extranjeros que deban ser deportados de suelo noruego”, según Anundsen. Las familias de los afectados tendrán que ser informadas del traslado, una situación muy complicada que tienen que abordar los diputados.

La única condición que ha puesto La Haya es que los recién llegados no supongan un riesgo para la seguridad nacional. Tampoco les dará permisos de salida, ni quiere a los que tengan un historial de fugas. El acuerdo bilateral contempla la estancia temporal de los presos y la vuelta a casa “para su posterior reintegración social”.