Sorprenden a un niño de tres años que participaba en un hurto por orden de sus padres
La detención de la pareja llevó a la Policía Local a desarticular una banda especializada en robos en tiendas de la capital
Diario Sur, , 08-09-2014Sólo tiene tres años y ya ha pisado una comisaría por un robo. El miércoles, una patrulla de la Policía Local de Málaga sorprendió a un menor cuando supuestamente participaba en un hurto en una tienda de ropa del centro bajo las instrucciones de sus padres, que fueron detenidos. Los hechos sucedieron a la una y media de la tarde en las inmediaciones de la calle Larios. Dos agentes de paisano adscritos a la Jefatura del distrito Centro observaron a una pareja acompañada de un niño de corta edad. La actitud de la familia les resultó sospechosa, así que empezaron a seguirlos con discreción.
La mujer entró en una tienda de la calle Liborio García mientras su marido, que parecía nervioso, permanecía en la puerta con el menor sentado en su sillita. Los policías decidieron separarse para vigilarlos. Ella recorrió los pasillos del comercio seleccionando una serie de artículos, que iba guardando en una bolsa de color negro. Las dependientas atendían a los clientes, ajenas a todo.
El agente que seguía a la sospechosa se percató de que hacía un gesto con una mano hacia el exterior. Al ver la señal, el hombre se acercó al pequeño y le susurró algo al oído. Acto seguido, el niño entró en la tienda, cogió la bolsa que había preparado la madre y corrió hacia la puerta, según relataron fuentes policiales.
El marido no esperó en la entrada. Continuó calle arriba y se detuvo a unos 100 metros de la tienda. El agente que lo vigilaba observó la maniobra. El menor, «previamente aleccionado», aseguran las fuentes, cruzó a la carrera el arco de seguridad, que sonó al detectar las prendas, y se dirigió al lugar donde lo esperaba su padre. A los pocos segundos llegó la madre, que abandonó el establecimiento aprovechando el desconcierto provocado por la alarma. El pequeño se subió a la sillita y se marcharon apresuradamente.
Los policías locales salieron entonces a su encuentro. El hombre trató de apartarse de la mujer y del niño. Cuando uno de los agentes lo abordó, el sujeto se revolvió y trató de huir, llegando supuestamente a levantar el puño contra él. Su compañero logró evitar la posible agresión y entre ambos redujeron al sospechoso.
Al ver a su marido detenido, la mujer reaccionó pidiendo ayuda y, según las fuentes consultadas, «intentó echar a la gente encima» de los funcionarios. En la intervención, los policías recuperaron la bolsa que portaban, en la que había zapatos de mujer y de niño, un par de camisas y un jersey, entre otras prendas, valoradas todas ellas en 177,75 euros.
El matrimonio fue arrestado por el hurto, agravado por la supuesta utilización de un menor de 14 años. La policía también les leyó los derechos por un presunto delito de abandono al considerar que no habrían ejercido debidamente los «deberes inherentes a la patria potestad y la tutela», según establece el artículo 226 del Código Penal. La pareja fue trasladada a las dependencias del Grupo de Investigación y Protección (GIP) de la Policía Local, que se hizo cargo de las pesquisas. «Hasta ahora habíamos tenido casos de menores de corta edad que eran utilizados para robar, pero siempre de forma pasiva, nunca con una participación activa de un niño tan pequeño», comenta uno de los investigadores, sorprendido por su precocidad.
Los agentes identificaron al matrimonio, de nacionalidad rumana; él de 28 años y ella de 33. Consultaron con el fiscal de Protección, que coincidió con los policías en que lo mejor era entregar al menor a la Junta de Andalucía mientras buscaban a algún pariente en Málaga y se investigaba su idoneidad para hacerse cargo del mismo. El Gobierno autonómico le asignó provisionalmente una familia de acogida.
Esa misma tarde localizaron a un tío del pequeño, que además convivía con la pareja en un piso de la avenida de Andalucía. Los agentes lo citaron en comisaría y le informaron de la situación. Entonces, le explicaron que iban a pasarse por el domicilio para comprobar sus condiciones de habitabilidad. A continuación, el hombre cogió su teléfono móvil e hizo una llamada. Aunque no comprendieron la conversación, ya que habló con su interlocutor en rumano, los investigadores tienen la convicción de que estaba avisando a sus compañeros de piso de la visita de la policía. Lo que no sabía es que el GIP ya tenía una unidad de paisano en la puerta de la vivienda.
Ropa y comida
A las 17.45 horas, cinco minutos después de la llamada, los agentes vieron salir del piso a un pareja con una bolsa de gran volumen. La introdujeron en un vehículo que tenían aparcado en las inmediaciones. Los policías interceptaron a ambos y comprobaron que transportaban gran cantidad de ropa y productos de alimentación e higiene. Algunas prendas conservaban aún las etiquetas y otras estaban deterioradas al haberles arrancado las alarmas de seguridad.
Los sospechosos aseguraron que los artículos eran de su propiedad y confesaron que había otra bolsa en el domicilio. Al entrar en el inmueble, los funcionarios localizaron en el rellano de la primera planta a otra mujer que arrastraba otra bolsa llena de productos y prendas de ropa. La acompañaba una niña de dos años, que resultó ser hija del primer matrimonio detenido y hermana del menor sorprendido cuando participaba en el hurto.
Los cuatro adultos –los tres sorprendidos en la vivienda y el que hizo la llamada desde las dependencias del GIP– fueron detenidos. Se les imputaron presuntos delitos de pertenencia a grupo criminal y hurto continuado. Según las pesquisas policiales, los artículos que llevaban en las bolsas habrían sido sustraídos en al menos 11 establecimientos pertenecientes a conocidas cadenas de ropa y supermercados. Algunos de ellos ya han sido identificados por sus propietarios –les han entregado los artículos a sus dueños, aunque están en depósito judicial– y han sido valorados, en total, en 1.465 euros. También llevaban encima unos 3.500 euros en efectivo, que han sido intervenidos.
Los detenidos, que pasaron a disposición del Juzgado de Instrucción número 9 de Málaga, han quedado en libertad con cargos. Por su parte, el Servicio de Protección de Menores de la Junta de Andalucía abrió una investigación sobre el entorno familiar de los pequeños. Tras varias indagaciones, el delegado para la Igualdad y Bienestar Social, Daniel Pérez, decretó el viernes el desamparo provisional de los niños mientras prosiguen las diligencias del caso. Actualmente se encuentran con una familia de acogida.
(Puede haber caducado)