Tras superar muchos obstáculos, la capital alemana rinde homenaje a las víctimas de los programas eugenésicos, eliminadas por presentar taras físicas o psíquicas

En pleno debate – aún actual – sobre el derecho a la vida de los minusválidos, Berlín inauguró ayer un Memorial dedicado a las 300.000 personas discapacitadas asesinadas en secreto por los nazis, dentro de sus programas eugenésicos de búsqueda de una raza más pura.

“Por fin llegó el día que tanto tiempo anhelamos”, dijo el alcalde de Berlín, Klaus Woweriet, ante los 500 invitados que asistieron a la inauguración del Memorial. La prolongada campaña llevada a cabo por las familias de víctimas de las matanzas y por activistas berlineses logró abrirse camino en noviembre de 2011, cuando el Parlamento alemán aprobó la erección de un monumento dedicado a los minusválidos, como en su día se hizo para los judíos, los gitanos y los homosexuales.

El nuevo edificio, que se suma a los tres anteriores memoriales, se levanta sobre las ruinas de una mansión donde se elaboró el programa secreto T4, que arrancó en 1940 y fue cínicamente bautizado por sus creadores como un “programa de eutanasia”.

Entre enero de 1940 y agosto de 1941, más de 70.000 personas con minusvalías físicas y psíquicas fueron gaseadas en seis lugares establecidos por las autoridades sanitarias. Las protestas individuales llevaron a frenar oficialmente el programa, pero las muertes continuaron con otros métodos: privación de alimento, negligencia, o inyección de dosis letales pretendidamente contra el dolor.

Se calcula que más de 300.000 personas fueron asesinadas de esa manera durante la segunda guerra mundial. Pese al gran proceso de Nuremberg contra los criminales de guerra, la campaña T4 de eliminación de minusválidos no produjo apenas procesos judiciales, y gran parte de los profesionales de la salud implicados en ese programa siguieron con sus carreras tras la caída de los nazis.