Dos viajes de ida y vuelta, el segundo con una identidad falsa

La Voz de Galicia, p. seoane ourense / la voz, 26-08-2014

No en Ourense, sino en Sevilla, ha reaparecido una de las personas que más tiempo y papel ha hecho gastar en la brigada de extranjería de la comisaría de Ourense durante los últimos años. El caso de la rumana Nadia T. sería uno más de los que anualmente se tramitan en este departamento, con detenciones, incoación de expedientes administrativos y expulsión efectiva. Sin embargo, al tratarse de una ciudadana europea que goza de todos sus derechos, incluido el de libre circulación, el hartazgo de la policía no era suficiente para enviarla de vuelta a casa. Costó tiempo, pero fue expulsada. Es algo inusual, pero se hizo en Ourense, gracias a la buena sintonía entre la policía y la Subdelegación del Gobierno. Las penas que correspondían a la acción delictiva de esta mujer no justificaban una medida cuya aplicación es más fácil cuando se trata de ciudadanos no comunitarios. Sabían en la policía que es difícil expulsar a un ciudadano europeo, por cuanto es uno más en una comunidad sin fronteras. El pasado 14 de marzo, sin embargo, voló desde Madrid hacia Bucarest en contra de su voluntad. En la comisaría de Ourense no acababan de creérselo.

Sobre Nadia T. pesa desde entonces una prohibición de entrada en España durante cinco años, pero el pasado 10 de julio fue detenida de nuevo en Ourense. Su presencia no pasó desapercibida. Cuando los agentes le pidieron la documentación, se identificó con papeles falsos, en los que aparecía como Nadia Z. Dijo ser hermana de la anterior, pero las huellas dactilares confirmaron las sospechas. En esta ocasión no fue preciso pasar cuatro meses tramitando el expediente. Al día siguiente se la expulsó, al tiempo que se incorporaba a las bases de datos de las fuerzas de seguridad esa segunda identidad. La semana pasada reapareció en Sevilla. Y cayó de nuevo.

La presencia en Ourense de Nadia T. empezó a ser un asunto policial en el 2012. Lo suyo eran los hurtos, sin violencia, preferentemente a personas mayores. Empezaba pidiendo limosna y acababa llevándose un bolso, un reloj, la cartera, o parte de la compra. Hubo semanas, según recuerdan en la comisaría de policía, que recibían varias denuncias con el mismo perfil y descripción de la autora: mujer, pelo corto y rasgos que la mayoría de víctimas definían como varoniles, aunque en algún caso se dijo que tenía aspecto hombruno, como figura en el expediente.

Expulsarla no fue fácil. Tenía causas abiertas en la práctica totalidad de los juzgados de Ourense, fue necesario pedir autorización. Y dar curso al expediente, con sus trámites y sus recursos. Ni era un asunto de gravedad, ni era un expediente cualificado y la mujer tenía un domicilio conocido en la avenida de Zamora.

Con el visto bueno de la Abogacía del Estado, en base a razones de seguridad pública (solo por este motivo o por salud público se podía hacer) se cerró su caso y se la expulsó. De la actuación seguida en Ourense han tomado nota en otras comisarías y subdelegaciones del Gobierno.

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