La escasa distancia que separa Italia del continente africano ha sido el escenario de una nueva tragedia. Una barcaza, que viajaba con destino a territorio italiano, se hundió frente a la costa de Libia, a unos 60 kilómetros de Trípoli, en la zona de Guarakouzi. Se cree que en la embarcación viajaban al menos 250 personas, de las que 16 habrían sido rescatadas por la guardia costera libia, entre ellos, un bebé de 18 meses y un niño que llevaba un chaleco salvavidas. «Hemos encontrado 16 supervivientes y 20 cuerpos sin vida en el agua, todos los demás se encuentran desaparecidos», dijo Abdel Latif Mohamed Ibrahim, miembro de los equipos de rescate, a un medio de comunicación libio.

Según una primera reconstrucción, la precaria embarcación salió a las tres de la madrugada del viernes desde el puerto de Trípoli y se hundió pocas horas más tarde en el litoral de Al-Qarbouli, a poco más de medio kilómetro de distancia de la capital, donde se han encontrado restos de madera de la barcaza. A bordo viajaban personas procedentes de África, principalmente de Eritrea y Somalia, un país que soporta una de las peores dictaduras estalinistas del mundo y otro sumido en una guerra civil desde hace más de dos décadas.

Mientras continúa la búsqueda de los desaparecidos en aguas del Mediterráneo, casi 1.400 inmigrantes han sido rescatados en las últimas horas por la Marina Militar italiana en el Canal de Sicilia dentro de la operación Mare Nostrum. Solo este sábado, 355 inmigrantes, entre ellos varias mujeres embarazadas y un bebé de pocas semanas, fueron rescatados y transportados al puerto de Pozzallo, en la provincia siciliana de Ragusa. La policía arrestó a tres ciudadanos egipcios acusados de haber cobrado hasta 3.000 dólares a los inmigrantes para dejarles embarcar. Uno de ellos, según dijo la policía científica italiana, había sido ya detenido por el mismo delito en 2013, aunque más tarde fue puesto en libertad. En total, más de un centenar de personas han sido detenidas por tráfico de personas en lo que va de año.

El ministro de Interior italiano, Angelino Alfano, ha pedido a la Unión Europea que Frontex, la Agencia Europea para la Gestión de la Cooperación Operativa en las Fronteras Exteriores, retome el control del tráfico de inmigrantes en el sur de Europa. «Estamos orgullosos de haber salvado más de 70.000 personas, pero los inmigrantes no vienen a Italia, sino a Europa», aseguró recientemente el titular de interior italiano. Alfano defiende que la operaciónMare Nostrum, puesta en marcha por el entonces primer ministro Enrico Letta, para hacer frente a la emergencia humanitaria tras el naufragio en el que murieron 363 personas en las costas de Lampedusa, «no debe cumplir su segundo aniversario».

Pero desde Bruselas la respuesta ha sido tajante: «Reconocemos el trabajo que está haciendo Italia y pedimos más colaboración a los 28 países de la Unión Europea», responden desde Frontex, «pero somos una agencia pequeña; solos no podemos hacer nada más».

Más de 100.000 personas llegaron a las costas italianas huyendo del hambre, la guerra y la miseria en 2014. La mayoría de ellos procedentes de Siria, Eritrea y Egipto. Pero la cifra más terrible es la que maneja la agencia italiana Habeshia, que calcula el número de inmigrantes a los que se pierde la pista antes de pisar tierra firme, gracias a las indicaciones de familiares y compañeros de viaje. En lo que va de año, 2.000 personas que intentaban llegar a Europa, desaparecieron en las aguas del mar Mediterráneo.