cartas a la dirección

Ocho apellidos alemanes

Diario de noticias de Gipuzkoa, Raúl Ocáriz, Tolosa, 25-08-2014

Hablar de ocho apellidos alemanes o de 64
generaciones consecutivas sin contaminación alguna en relación a la
pureza de la raza aria, a la hora de idealizar al pueblo alemán, no deja
de ser otra cosa que seguir alimentando uno de los trasnochados mitos
de Occidente, mito que hace aguas por todas partes. Para corroborar esta
afirmación basta con fijarse en los distintos fenómenos que van
apareciendo cada vez con mayor asiduidad: uno de ellos es la presencia
de jugadores pertenecientes a distintas etnias nada más y nada menos que
en la todopoderosa selección alemana de fútbol, a la sazón campeona del
mundo, hecho este que sin ser exclusivo cobra más importancia por la
entidad del país. Hasta hace poco, hubiera sido impensable ver
futbolistas de raza negra o de origen turco entrelazados con compañeros
de rasgos teutones emocionarse a los acordes del himno alemán, y ahora
nos parece de lo más natural. Todo esto es reflejo de una integración
debidamente entendida: sus progenitores, emigrantes en su momento, se
habrían preocupado, desde el respeto, en asimilar las costumbres del
país de acogida e inculcar ese sentimiento a sus descendientes,
contribuyendo de esta manera a enriquecer y fortalecer su cultura,
sintiéndose orgullosos por ello. El fútbol, a veces, nos depara este
tipo de grandezas.

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