Solicitudes de ‘sinpatrias’ en ascenso

Desde el año 2012, las oficinas de CEAR-Euskadi han tramitado cerca de un millar de peticiones

Diario de noticias de Alava, , 23-08-2014

Bilbao – Hay personas que exigen un techo bajo el que poder vivir y hay otras que van más allá y buscan un país. Es el caso de los apátridas, personas que no tienen nacionalidad por diversas razones, pero en la mayoría de las ocasiones porque los organismos internacionales no reconocen su identidad nacional, solapada bajo presiones administrativas, económicas o militares. Es el caso de los saharauis que, tal y como ya determinó una sentencia del Tribunal Supremo en el año 2009, no eran ni marroquíes, ni argelinos, ni mauritanos ni españoles.

Un argumento legal que ha servido para que colectivos humanitarios como CEAR – Euskadi, haya tirado de la manta y encontrado un resquicio legal para que decenas de personas del Sáhara Occidental accedan a esta figura de protección reconocida a nivel internacional. “Desde agosto del año 2012 hasta ahora hemos tramitado cerca de mil solicitudes de apatridia”, informaba Javier Canivell, coordinador de los servicios jurídicos de esta entidad que el año pasado consiguió este reconocimiento para 19 personas, catorce hombres y cinco mujeres. El número de solicitudes presentadas ese 2013 ascendió a 405. En 2011, sin embargo, en las oficinas de CEAR – Euskadi únicamente se presentó una solicitud por parte de una persona procedente del Sáhara Occidental.

Eso sí, en numerosas ocasiones se han visto obligados a presentar recursos por la vía de lo contencioso – administrativo que, finalmente, fueron estimados por la Audiencia Nacional. “Empezamos a trabajarlo y hemos interpuesto treinta recursos en la Audiencia Nacional y muchos se nos han estimado”, agregaba Canivell, conocedor de primera mano de la magnitud del proceso que tienen sobre la mesa. El proceso a seguir por los demandantes de esa condición es similar al de las personas que solicitan el estatuto de refugiado o el de asilo.

Eso sí, en su caso, una vez que han obtenido el beneplácito de la Administración española para ser apátridas, la documentación que reciben tiene una validez de cinco años. Finalizado ese periodo deberían renovar su condición de sinpatria. – Efe

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