Los «contactos exhaustivos» que han mantenido en los últimos días las autoridades españolas con las marroquíes parecen haber dado sus frutos y el país vecino aceptó ayer con normalidad a los inmigrantes que la Guardia Civil le entregó por la puerta de atrás de la valla de Melilla, una práctica que los juristas y los colectivos sociales consideran «ilegal» y que se conoce como devolución en caliente. Los agentes llevaban guantes y mascarillas, elementos que se les han distribuido ante la preocupación por el virus del ébola.

El pasado martes, los gendarmes marroquíes se habían negado a admitir a esos sin papeles en la valla de Melilla en un contexto en el que también se había relajado la vigilancia en las costas del país vecino. Durante 48 horas, los gendarmes animaron y permitieron que salieran más de 1.200 personas a bordo de 125 pateras rumbo al Estrecho.

Pero la situación ha cambiado. Marruecos ya vigila y la presión migratoria ha descendido. Ayer no llegó ninguna patera al Estrecho y en Melilla sólo 250 intentaron entrar. Lo logró uno.

El martes, 750 trataron de entrar a través de esta valla y 87 lo consiguieron porque los gendarmes se negaron a admitirlos. El miércoles, ya vencida la tregua de 48 horas, fueron 600 los que lo intentaron y ninguno lo logró. Marruecos aceptó a 70 que fueron devueltos por la famosa puerta verde de la verja.

Unos 15, según la Delegación del Gobierno, se quedaron ayer encaramados a la valla –algunos durante casi dos horas–, aunque finalmente fueron entregados a Marruecos por la misma puerta. Los guardias civiles, subidos a escaleras, habían negociado con ellos para que se bajaran, y lo hicieron obligados por dos agentes marroquíes que, subidos a la valla desde su territorio, amenazaron y golpearon con palos a alguno de los subsaharianos, informa Efe.

Inés Díaz, responsable jurídica de la Red Acoge, dijo a Europa Press que cuando los inmigrantes saltan la primera valla «ya están en territorio español y no pueden ser devueltos sin más». Amnistía Internacional también denunció ayer «expulsiones ilegales». El acuerdo de readmisión entre España y Marruecos obliga a llevar a estos inmigrantes a una comisaría española, identificarlos y ofrecerles abogado.

Mientras se producen estas devoluciones en caliente, las autoridades buscan una solución para agilizar trámites y ubicar al millar de sin papeles llegados al Estrecho en la última oleada. El secretario general de la Unión Federal de Policía, Víctor Duque, denunció ayer que los centros de internamiento de extranjeros (CIE) «están desbordados» y que en algunos «se puede estar sacando gente para dejar sitio». Fuentes del Ministerio del Interior negaron que se esté produciendo esta situación.

Duque pronosticó que «muchos inmigrantes quedarán en libertad» porque no hay plazas en los CIE para todos los recién llegados.

Las cifras oficiales dicen que el aforo total, en toda España, es de 1.600 plazas y hay un millar de sin papeles a los que buscar una salida.

Pero los centros ya están ocupados por otros inmigrantes, por lo que Duque vaticinó que «la inmensa mayoría de los que han llegado estará en libertad en las próximas semanas». Por el momento, los inmigrantes están siendo llevados a otras comunidades autónomas, como Madrid y Barcelona.

Rajoy pide ayuda

> Política europea «contundente». El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, destacó ayer la necesidad de contar con una política europea «clara y contundente» contra la inmigración ilegal, ante la situación que se vive en el Estrecho y en la ciudad de Melilla, que calificó como «difícil», informa Marcos Sueiro .

> UPyD pregunta por el precio pagado. UPyD registró ayer una pregunta parlamentaria para saber qué negociaciones está llevando a cabo el Gobierno español con Marruecos «para conseguir» que las fuerzas de seguridad del país vecino «realicen su labor fronteriza de forma correcta tras las llegadas de los últimos días».