Bilbao – Los dos ciudadanos de Guinea que viajaban como polizones en el petrolero MR Kentaurus que el pasado día 14 arribó a Bilbao serán, finalmente, repatriados a su país de origen tras haber obtenido el permiso de las autoridades españolas para abandonar el buque. Está previsto que ambas personas tomen hoy mismo 06:45 horas un vuelo en las pistas de Loiu hasta Bruselas, donde harán una pequeña escala para subirse a otro avión que les llevaría al país africano. Y lo harán, como establece la legislación, escoltados a fin de evitar problemas durante el traslado: dos agentes por persona.

Después de que el tercer pasajero fuera desembarcado tras confirmarse su minoría de edad 15 años estos otros dos varones han permanecido en el interior del MR Kentaurus en camarotes separados y con vigilancia privada. Una vez que pisen tierra, el buque fondeado en la bocana del puerto de Bilbao retomará su ruta hacia Nueva York. Desde CEAR-Euskadi consideraban ayer que esta medida, propuesta por el armador a las autoridades españolas, “es un mal menor” ya que al no haber presentado solicitud de asilo y haberse certificado su buen estado de salud “no hay otra alternativa”, describía Javier Galparsoro, director de esta entidad.

El procedimiento para este tipo de episodios está regulado por ley y establece que deben ser facilitados unos salvoconductos expedidos por las autoridades y los billetes de avión, tanto para los polizones como para sus escoltas. En este caso, seis pasajes de avión. El fleco legal que más ha costado atar ha sido conseguir que las autoridades belgas judiciales y sanitarias no pusieran impedimentos a que los dos ciudadanos africanos hagan escala en Bruselas.

Representantes de CEAR-Euskadi habían presentado ayer un escrito en la subdelegación del Gobierno de España alegando motivos humanitarios para que fuera autorizado el desembarco. La tramitación en el plazo de una semana de todo este papeleo para la repatriación de las dos personas localizadas a bordo del MR Kentaurus durante la travesía, el 11 de agosto, ha recaído en manos de la representación legal del armador del buque, que se ha encargado de presentar ante la Subdelegación española la solicitud oficial de repatriación acompañada de los salvoconductos y los billetes de avión necesarios.

Tal y como expresaba Galparsoro, “para el armador supone una gran pérdida de dinero que el buque, ya cargado no continúe el viaje; por lo que ha facilitado las cosas para la repatriación de los polizones”. – J. Fernández