El racismo es solo uno de los problemas, y no el mayor, para el desarrollo de la comunidad negra

SE lo han recordado estos días al presidente Obama, cuando llamó «estúpida» a la policía por detener a un profesor negro de Harvard que intentaba forzar la puerta de su propia casa tras haber perdido las llaves. Se disculpó tras demostrarse la correcta actuación de la policía y la ausencia de cualquier racismo. Eludió las disculpas en su segundo error más conocido de este tipo, cuando se identificó con Trayvon Martin, un chico negro muerto a manos de un vigilante blanco en Florida, y tras el juicio que absolvió al vigilante George Zimmerman por haber actuado en defensa propia.

Errores que no le han impedido mostrase comprensivo con las manifestaciones violentas de Ferguson, además de ordenar una investigación paralela, sin que hasta ahora se haya probado racismo o una actuación policial incorrecta en la muerte de Michael Brown. El presidente y otros líderes políticos y periodísticos que comprenden y hasta justifican la violencia en nombre de la justicia antes de haberse probado ninguna de las acusaciones. En un suceso más que demuestra la delicada relación de algunos movimientos antirracistas con los datos y los hechos. Con el antirracismo, para una parte del progresismo, como principio ideológico independiente de la evolución social y de la realidad.

Y que actúa también como un obstáculo para el desarrollo de los propios negros. Es la tesis principal de Jason Riley, editorialista de The Wall Street Journal, y negro, en su último libro «Please Stop Helping Us: How Liberals Make it Harder for Blacks to Succeed». Y que tiene bastante que ver con mis propias tesis sobre algunos efectos del feminismo en la igualdad de las mujeres (en mi libro «Contra el feminismo»). Como ha dicho Riley estos días, «El peligro para los jóvenes negros no es la policía, el problema es no ser tiroteado por otros jóvenes negros». Pero esa es la verdad incómoda que apenas se recuerda. No es progresista.

No es progresista recordar, por ejemplo, que entre 1980 y 2008 (según datos del Departamento de Justicia), los negros fueron los autores de un 52,5% de los homicidios, aunque representan, ahora, el 13% de la población y los blancos lo fueron del 45,3% y representan el 75%. De ahí que la tasa de encarcelamiento de los negros sea mucho mayor que la de los blancos. Y no es progresista recordar que el 93% de las víctimas de los negros son negros así como el 84% de las víctimas de los blancos son blancos. Como tampoco es progresista recordar que el alcalde de Ferguson es blanco a pesar de que más del 70% de la población sea negra, en un lugar donde existe un sistema democrático que permite elegir a un negro como alcalde. De la misma manera que se ha elegido a un negro como presidente.

No sabemos si la investigación sobre la muerte de Michael Brown demostrará racismo o abuso policial. Sí sabemos que el racismo es solo uno de los problemas, y no el mayor, para el desarrollo de la comunidad negra.