Tirando de humor negro, podríamos concluir que la avalancha de inmigrantes tratando de alcanzar Europa por el Estrecho de Gibraltar es la viva imagen del efecto llamada al que se refiere el PP en su discurso de denuncia del fraude masivo en el reparto de ayudas de la Renta de Garantía de Ingresos; el deseo de vivir de la sopa boba a la que una vez aludió Javier Maroto y que hoy lo expresa con otras palabras que, lo quiera o no, estigmatiza a todos los magrebíes que viven con nosotros. Este es el discurso que nos espera por boca del PP en la carrera electoral que comienza a la vuelta del verano. Como está ocurriendo con el supuesto escándalo de los batzokis, tampoco en esta marejada que pretende levantar a cuenta de las ayudas sociales a los inmigrantes el partido de Arantza Quiroga maneja datos con los que sostener su polémico discurso. Son afirmaciones genéricas, sin la profundidad mínima que cabe exigir a representantes públicos. El PP dispara con trabuco cuando es un asunto a manejar con precisión de cirujano. Que más da que Ikuspegi, el Observatorio Vasco de la Inmigración, contradiga sus afirmaciones. El objetivo es pescar despertando los instintos más bajos en los colectivos más afectados por la crisis.