nuevo asalto masivo a la valla
Unos ochenta inmigrantes consiguen saltar la malla antitrepa de la Valla de Melilla
Alrededor de 700 subsaharianos intentaron saltar la valla. Tres han necesitado asistencia sanitaria
Diario de Noticias, , 12-08-2014Alrededor de 700 inmigrantes han intentado hoy saltar la valla de
Melilla, y aunque sólo unos 80 lo han logrado, la tentativa ha puesto de
manifiesto el ímpetu y la combinación de estrategias para superar el
refuerzo del perímetro, que cuenta con la malla antitrepa y con amplio
despliegue policial.
MELILLA. Para conseguir su objetivo de acceder a territorio español, los
inmigrantes han llevado a cabo dos asaltos masivos por distintas partes
del perímetro, casi simultáneos: uno a las 6:00 horas protagonizado por
unos 500 subsaharianos y otro una hora más tarde en el que han
participado unos 200.
Finalmente, han sido algo más de 80 los inmigrantes que pasarán su
primera noche en el Centro de Estancia Temporal (CETI), ya que a la
treintena inicial que había conseguido acceder, se ha sumado medio
centenar de personas que durante más de seis horas habían permanecido
encaramadas a la valla.
Marruecos no se ha hecho cargo esta vez de los subsaharianos que se
quedan en lo alto de la verja, como venía siendo habitual, por lo que
finalmente se les ha permitido quedarse en España.
La Delegación del Gobierno ha informado de que, para entrar en
España, los subsaharianos han ido a por todas: han lanzado piedras y
objetos a agentes españoles y marroquíes, han utilizado escaleras
rústicas e, incluso, han roto una de las puertas interiores de las
verjas.
Gracias a ello, es como la treintena inicial ha conseguido llegar en
la ciudad, en la primera entrada por el vallado que se registra desde el
1 de julio, la segunda desde que está instalada en todo el perímetro la
malla antitrepa.
De esta manera, el “Bosa, Bosa”, el tradicional cántico de victoria
que los subsaharianos proclaman al entrar a Melilla, ha vuelto a sonar
hoy en el CETI.
Primero, ha llegado un grupo de unos ocho subsaharianos, algunos de
los cuales ha asegurado a Efe que procedían de las ciudades camerunesas
de Yaundé o Duala, aunque uno de ellos lucía una camiseta de Senegal.
Otro de ellos llevaba, paradójicamente, la camiseta de uno de los
colegios de Melilla, el nuestra Señora del Buen Consejo que,
posiblemente, alguien le habría hecho llegar hasta su campamento en
territorio marroquí.
Los gritos de este pequeño grupo, que aludía a la caridad, a dios y
las dificultades en Marruecos, comenzaron entonces a alertar a los otros
residentes del CETI, que salieron, muchos de ellos incluso en ropa
interior, a recibir a los recién llegados.
La alegría inicial de los primeros ocho en llegar se tornaba en un
júbilo colectivo del resto que, como ellos, un día también consiguieron
entrar en Melilla tras una larga espera.
A estos ocho se les unieron algo más de veintena, primero, y otro
medio centenar después, los encaramados, por lo que el número total
sobrepasa los 80.
Tres de ellos han resultado heridos, uno con una brecha en la cabeza
tras caer de la valla, de la que emanaba abundante sangre, una
hemorragia que un guardia civil, con sus propias manos, se encargó de
taponar mientras llegaba la ambulancia.
Otro de los heridos ha sufrido una rotura en el tobillo, mientras que
el tercer atendido presentaba mal estado general, por lo que también
fue trasladado al hospital.
Las tentativas en Melilla han coincidido con dos días de oleadas de
pateras en el Estrecho, todo ello en medio de la alarma generada por el
virus de Ébola, que se ha cobrado una primera vida en España, la del
sacerdote español Miguel Pajares, trasladado el pasado 7 de agosto desde
Liberia.
Precisamente, a la preocupación por “el temido Ébola” ha aludido en
su cuenta de Twitter la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC)
en Melilla, que también ha hecho referencia a la “presión de los
desesperados” para informar del nuevo salto a la valla.
Melilla sufre desde hace meses una extrema presión migratoria que ha
provocado que el 2014 haya batido un récord en entradas, superando,
incluso, al 2005, el conocido como año de las avalanchas.
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