De las pedradas al amor eterno
Más de 3.000 niños y jóvenes sin recursos se han formado en las aulas del Madre PetraTorrent recibió con aversión a Sor Gertrudis y luego pasó a adorarla
Las Provincias, , 10-08-2014«Vivió pobre y ha muerto pobre». Con estas palabras define Francisco Nemesio, secretario de la asociación Juan Pablo II Gitanos y Marginados, la trayectoria de la Madre Gertrudis. Su devoción por los más pobres fue tal que acudió al colegio Madre Petra de Torrent, del que era directora y fundadora, «horas antes de su fallecimiento, desoyendo la petición de su superiora por el estado de agotamiento en el que se encontraba», añade. La muerte le sorprendió el pasado jueves en su habitación de la congregación Madres de Desamparados San José de la Montaña de Valencia, a los 84 años de edad, a causa de un paro cardíaco.
«Ella era muy dinámica, un terremoto, y además muy creyente y de oración», comenta Javier Ibáñez, miembro de esta misma asociación que se creó en 1981 para dar cobertura al colegio que la religiosa fundó en El Vedat de Torrent en 1969. Entonces fue recibida «a pedradas», como ella solía recordar, en el barrio mas marginal de la ciudad. Allí comenzó a dar clases a los niños gitanos con una pizarra debajo de un olivo. Pero las piedras pronto se transformaron en cariño. «Lo que hacíamos para enseñarles les parecía algo grande porque nunca antes les habían tratado así», comentaba la religiosa hace años.
Requisaba navajas
Eran tiempos duros. «Requisaba las navajas a los niños e incluso algunos se las daban voluntariamente», recuerda Javier. Los gitanos vivían en un asentamiento en el barranco de Torrent «donde no se acercaba ni la policía», explican algunas de sus antiguas alumnas del barrio de Zorrilla que ahora pasan de los 50 años. Pero ella no desfalleció hasta hacer realidad el colegio, donde se han formado cerca de 3.000 niños y jóvenes sin recursos a lo largo de todos estos años.
«Supo ganarse el respeto de los gitanos, era generosa, pero también exigente», puntualiza Francisco Nemesio. De hecho, la religiosa promovió la construcción de una ermita dedicada a la Virgen Gitana en las instalaciones del colegio Madre Petra en 2010, donde se guarda una réplica de la ‘Majarí Calí’, obra del escultor valenciano José Luis Vicent, que representa el misterio de la Maternidad Divina, en la que se ve a la Madre de Dios con su hijo en brazos, ambos con rasgos gitanos.
Ese mismo respeto con el que ella trataba al pueblo gitano es el que le han rendido después de su muerte. «Se me ha ido mi madre», se lamentaba María, una antigua alumnat, durante el sepelio. «Primero está Dios y luego está ella», añadía Marce, otra de las gitanas que acompañaron a la religiosa desde que llegó a Torrent hasta el último día de su vida.
Ambas fueron dos de sus primeras alumnas. Ahora lo son sus hijas, nietos y biznietos. «Ella daba su vida por los gitanos, aunque también por otros más desfavorecidos. No le importaba la raza porque, como ella decía, ‘todos son hijos de Dios’».
En su trayectoria quedan anécdotas como cuando la CAM (tras el escándalo de su agujero financiero) paralizó la donación de regalos de Reyes para los alumnos y la madre Gertrudis hizo una llamada a la solidaridad para evitar que los niños perdieran la ilusión. Lo logró. Como también consiguió un donativo personal del Papa Juan Pablo II para la ampliación del centro educativo. «Siempre pedía para los pobres, para los que no podían pagar la luz o el agua», comentan sus seguidoras.
Ahora está en manos de la asociación seguir con la labor que inició hace más de 40 años la madre Gertrudis. «Vamos a seguir con su obra y seguro que ella desde arriba nos va a dar luz», advierte Francisco Nemesio.
Sus restos mortales descansan ya en el panteón que la congregación religiosa Madres de Desamparados San José de la Montaña tiene en el cementerio de Valencia. El viernes, profesores, alumnos y padres del colegio le dieron su último adiós a la que muchos llamaban ‘la madre de los gitanos’.
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