Un juez de Melilla investigará posibles delitos de lesiones y «trato degradante» durante una de las expulsiones violentas de inmigrantes denominadas en caliente –instantáneas, sin identificar a esas personas y sin facilitarles los derechos reconocidos en la Ley de Extranjería– contra un grupo de ciudadanos subsaharianos que pretendía acceder a España saltando la valla.
Al asumir la jurisdicción, el juez está aceptando el criterio de que la zona de entrevallado, donde se produjeron las agresiones que se van a investigar, es ya territorio español, en contra de las manifestaciones del ministro del Interior, Jorge Fernández, para defender la legalidad de esas devoluciones: «Si atravesada la primera valla ya hubiera de cumplirse la Ley de Extranjería, ¿para qué habría una segunda valla y, a continuación, la Guardia Civil? Una cosa es haber entrado y otra es intentar entrar».

En concreto, el Instituto Armado sigue en Ceuta y Melilla, y también en los islotes bajo soberanía española, la pauta política establecida por Interior de que la frontera se retrotrae hasta donde «la contención y el rechazo pueden llevarse a cabo», y así justifica que las expulsiones se lleven a cabo sin aplicar la Ley de Extranjería, que dispone que «los extranjeros gozarán en España de los derechos y libertades reconocidos en el Título I de la Constitución». Esto significa que la devolución, cuando sea desde territorio español, debe materializarse tras una actuación administrativa reglada.

La decisión del juez Emilio Lamo de Espinosa –que es hijo del catedrático de Sociología del mismo nombre– tendrá, por tanto, la importante consecuencia política de cuestionar la legalidad de las expulsiones en caliente si finalmente sirve para delimitar cuándo se entiende traspasada la frontera.

La resolución abre diligencias tras la querella de tres de las ONG más activas en la defensa de los derechos humanos de los inmigrantes: Andalucía Acoge, SOS Racismo y Prodein. Con su escrito, presentaron una filmación efectuada por un fotoperiodista en la que puede verse cómo unas 400 personas acometen la frontera al amanecer del 18 de junio en la zona de Mariguari. Cerca de 150 quedaron atrapados tras saltar la primera valla pero no la segunda, en la que está instalada la malla antitrepa.

El juez reproduce los posibles hechos delictivos que, según la querella, se producen a partir de ese momento: se ve a gendarmes marroquíes apaleando a un inmigrante «dentro del territorio español (pues se observa tras ellos la valla de delimitación del territorio nacional)»; a un coche con guardias civiles a 15 metros «sin que intervengan para detener esa actuación», y a un grupo de inmigrantes que «son conducidos hacia Marruecos por fuerzas marroquíes (que estaban dentro del territorio español) y por guardias civiles, por una puerta en la doble valla».

Para esclarecer posibles delitos de lesiones, trato degradante, coacciones, contra los derechos individuales, contra el deber de impedir la comisión de un delito y de prevaricación, el juez pide ahora a la Comandancia de Melilla que identifique a los guardias civiles que intervinieron y que aporte «un informe que comprenda el protocolo de actuación seguido ese día y las órdenes concretas» que recibieron los agentes. Significativamente, libra además una comisión rogatoria a Marruecos para que identifique a los gendarmes.

El portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles, Juan Antonio Delgado, se quejó de que Interior haya permitido este «varapalo» a los agentes que intervienen en Melilla por no establecer un «protocolo de actuación» que les permita interpretar con claridad cómo aplicar la Ley de Extranjería.

Nuevo intento de entrada

Un grupo de unos 200 inmigrantes subsaharianos trató de saltar ayer la valla de Melilla en torno a las 12.00 horas, pero las Fuerzas de Seguridad de Marruecos consiguieron que ninguno de ellos lograse su propósito. Tras avistar a los subsaharianos, las Fuerzas de Seguridad españolas montaron un fuerte dispositivo reforzado por un helicóptero, aunque no tuvieron necesidad de intervenir, según informó Europa Press. Se trata del primer intento de entrada masiva a través de la valla registrado en dos semanas. En la última ocasión, el 25 de julio, Marruecos evitó la entrada de unos 400 inmigrantes desde la montaña de Gurugú.

El acceso a Melilla se ha visto fuertemente reducido desde la instalación, en julio, de la malla anti-trepa que impide a los inmigrantes introducir los dedos en la valla, lo que hace prácticamente imposible escalarla.