El gobernador de Texas, Rick Perry, señaló hoy que la llegada de miles de niños indocumentados a EEUU es solo un “tema colateral” de la crisis fronteriza comparado con el de aquellos que cometen delitos y defendió la necesidad de “asegurar” la frontera.

“Estamos más preocupados en Texas” por esos individuos “de los que no se habla lo suficiente y que están entrando en EE.UU. de manera ilegal y cometiendo delitos importantes”, afirmó Perry en una entrevista con el programa “State of the Union” de la CNN.

Perry defendió por ello su decisión de enviar a un millar de efectivos de la Guardia Nacional para asegurar la frontera con México y criticó la inacción por parte del gobierno del presidente estadounidense, Barack Obama.

“Desde mi perspectiva de gobernador la razón por la que hemos realizado este despliegue es para que la gente de Texas perciba que, al menos a nivel estatal, se está haciendo algo para proteger la seguridad de sus comunidades”, agregó.

Perry, que es considerado uno de los posibles aspirantes a candidato presidencial republicano para 2016, señaló que desde 2008 más de 200.000 inmigrantes ilegales han pasado por las cárceles de de Texas.

Entre ellos, dijo, algunos son responsables de 3.000 homicidios y casi 8.000 asaltos sexuales, aunque no precisó la fuente de estas cifras.

La avalancha de menores indocumentados que han llegado en los últimos meses a la frontera sur de EE.UU., especialmente en Texas, han provocado una crisis humanitaria ya que las agencias federales se han visto sobrepasadas para gestionar la situación.

Ante la crisis, Obama ha solicitado 3.700 millones de dólares en fondos para afrontar el problema, pero el Congreso ha sido incapaz por el momento de ponerse de acuerdo debido a las luchas partidistas y se ha ido de vacaciones sin aprobar una nueva financiación.

Por ello, Obama ha adelantado que tomará acciones ejecutivas “porque se nos agota el dinero para asegurarnos de que los niños están adecuadamente alojados y cuidados”.

Por la frontera sur de EE.UU. han atravesado en los últimos diez meses cerca a 60.000 niños no acompañados, la mayoría centroamericanos.

Hace dos semanas, Obama convocó una cumbre con los presidente de El Salvador, Guatemala y Honduras para tratar de acordar decisiones conjuntas y detener esta ola de menores inmigrantes .