La Casa Blanca confía en que la llegada ayer a Honduras de un primer vuelo con 40 adultos acompañados de menores que habían cruzado sin documentos la frontera a EE.UU. envíe una clara señal a potenciales inmigrantes de que este país «no los recibirá con los brazos abiertos». La deportación es el comienzo de un programa de expulsión de indocumentados que entraron recientemente en el país y que continuará los próximos días y semanas.

El plan confirma las recientes declaraciones del secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, quien afirmó durante un reciente viaje a Texas que las fronteras de EE.UU. «no están abiertas para la inmigración ilegal». Con motivo de una visita durante el fin de semana al centro de estancia temporal de adultos con niños en Artesia (Nuevo México) y Welsaco (Texas), Johnson dijo: «Los mandaremos de vuelta».

No faltan propuestas para avanzar en esta dirección. Según DPA, dos congresistas de Texas, uno republicano y otro demócrata, se han puesto de acuerdo para presentar un proyecto de ley bipartidista que tiene por fin acelerar las deportaciones de los menores indocumentados. Curiosamente, el congresista demócrata Henry Cuellar y el republicano John Cornyn denominan a su proyecto Humane (Ayudando a Menores No Acompañados). Su objetivo, sin embargo, es modificar la llamada ley William Wilberforce (TVPRA, en sus siglas en inglés) del 2008, que aumentó significativamente la protección de niños no acompañados y que impide deportar automáticamente a los que proceden de Centroamérica con la misma rapidez que los llegados de México y Canadá.

La Casa Blanca confirmó ayer que apoya la posibilidad de cambiar la ley y que está abierta a la creación de una nueva legislación que avance hacia ese objetivo. El objetivo es vaciar los centros donde se recluyen hacinados miles de menores.