El Ministerio del Interior lleva desde hace algunas semanas colocando la malla antitrepa en todo el perímetro fronterizo de Melilla y ya empieza a ver los resultados antes incluso de que los trabajos hayan finalizado. El segundo salto masivo de inmigrantes en menos de una semana, protagonizado ayer por 400 subsaharianos, finalizó sin ninguna entrada. Lo mismo ocurrió el sábado, cuando el número de participantes se elevó hasta el millar.

Aquel día, los inmigrantes ya pudieron comprobar cómo los agujeros de la valla melillense se han reducido a la mínima expresión gracias al sistema anti-intrusión que el Gobierno está terminando de instalar tras una inversión de un millón y medio de euros. Con esta malla es prácticamente imposible escalar la valla, porque los dedos de las manos y los pies no caben en el enrejado, aunque de momento sólo está disponible en la segunda verja, la más cercana a Melilla y la que el Gobierno ve clave para considerar que los inmigrantes han entrado a territorio nacional.

Por eso, el perímetro fronterizo se ha convertido en una especie de ratonera para quienes siguen saltando antes de que las obras de instalación de la malla terminen por completo en las dos vallas. De los 400 inmigrantes que intentaron entrar ayer a Melilla, 150 consiguieron aproximarse saltando el primer obstáculo. El segundo les fue imposible por la malla y el importante despliegue de seguridad que había organizado la Guardia Civil en el lado español antes incluso de que se produjera la avalancha. Por eso, durante unos minutos estuvieron atrapados en la zona del entrevallado hasta que las autoridades marroquíes se hicieron cargo de ellos para trasladarlos al interior del país a bordo de varios autobuses. El mismo final fracasado que ha tenido la mayoría de los más de 11.100 inmigrantes que han intentado entrar por la valla en alguno de los 21 saltos registrados en lo que va de año. Sólo alrededor de 1.800 han conseguido su propósito.