experiencia piloto en el colegio Gallego Gorria

Irala, pionero en integración

26 niños del colegio Gallego Gorria participan en una experiencia piloto impulsada por la Asociación de Vecinos de Irala y el grupo Albor-Cohs

Deia, Un reportaje de Garazi Barriuso, 07-06-2014

Vecinos, educadores, profesionales de la Psicología y Pedagogía, padres y niños. Todos los agentes unidos en un mismo proyecto planteado e impulsado por la Asociación de Vecinos de Irala. “La crisis económica ha destapado la falta de motivación y la problemática de algunos chavales del barrio y decidimos ponernos manos a la obra, porque detectamos que los grandes paganos de esta situación adversa eran los niños, que son nuestro futuro”, explican desde la Asociación de Vecinos de Irala. Por ello, contactaron con el grupo Albor – Cohs que, de manera altruista, se ha ofrecido a prestar un servicio a 26 alumnos – el 10% del alumnado total del colegio – de entre 6 y 12 años del centro educativo Maestra Isabel Gallego Gorria de Irala. “Los padres están encantados y los niños también”, asegura Maite Goenaga, miembro del AMPA del centro, después de unas sesiones vespertinas en las que se están poniendo en práctica todos los datos recopilados en informes previos.

De lunes a jueves, en horario de 16.30 a 18.30 horas, alrededor de una decena de profesionales del ámbito de la Psicología, Pedagogía y la Educación del grupo Albor – Cohs, organización integrada por diversos profesionales de las ciencias de la conducta, ofrecen de manera gratuita un apoyo escolar que va más allá de los estudios. Déficit de atención, dislexia, hiperactividad, falta de hábitos de estudio, desestructuración de familias… conforman el amplio abanico de problemas que presentan algunos estudiantes del Gallego Gorria. “Con esta iniciativa pionera en Bizkaia queremos construir educación, sociedad y futuro”, destacan desde la Asociación de Vecinos. Y es que este Proyecto Comunitario de Irala tiene como reto que “la educación se proyecte en la vida diaria de Irala y que los más pequeños se relacionen entre sí. Que el barrio se convierta en su gran casa”.

El AMPA del Gallego Gorria ya tenía en mente una idea parecida, basada en el apoyo de estudiantes de bachillerato del centro educativo. Sin embargo, al recibir la propuesta planteada por la Asociación de Vecinos de Irala hace aproximadamente seis meses, no dudaron en sumarse al proyecto. “Nos pareció muy interesante. Los profesionales de Albor – Cohs trabajan de manera altruista y nos parecía triste que sin este apoyo no tuviéramos herramientas para ayudar a los padres y niños de Irala”, destacan. “Es un lujo de proyecto y ya hay lista de espera para el próximo curso. La única queja que tienen los padres es que tendrían que haber empezado con el inicio del curso escolar, ya que les está ayudando mucho y además es gratuito”, relatan desde el AMPA.

Proyecto de barrio La madre de uno de los 26 niños que está participando en estas primeras sesiones califica la idea como “muy beneficiosa, ya que muchas veces no podemos hacer frente al pago de este tipo de servicios de los profesionales”. Lo sabe de primera mano, ya que el año pasado tuvo a su hijo de 11 años en un centro para que le ayudaran a resolver “los problemas de despistes y falta de concentración”. Por otro lado, ya que “no sabemos euskera”, el trabajo de los profesionales del grupo Albor – Cohs también les ayuda a superar esta barrera que se les planteaba en casa a la hora de acompañarle con los deberes. “Él es consciente de que le van a ayudar a estar más tranquilo y más concentrado”, cuenta. “Este tipo de proyectos conjuntos ayudan mucho al barrio para conocer la problemática existente”.

“La casa del portero”. Así le llaman al lugar donde los profesionales – algunos estudiantes, otros en activo – imparten las sesiones de apoyo a los chavales; dos aulas situadas en el mismo recinto que el colegio Gallego Gorria, pero en un edificio independiente. Se trata de grupos reducidos compuestos por tres niños, de manera que la atención prestada por los profesionales es específica y muy personalizada: ayudarles a concentrarse en la lectura, hacer ejercicios de matemáticas u otras asignaturas… Cabe destacar que el apoyo ofrecido a los menores es más amplio que el del puro ámbito escolar: se refiere a su formación como persona, así como a su desarrollo personal.

“El actual sistema educativo deja fuera y discrimina a algunos chavales”, inciden desde la Asociación de Vecinos de Irala. Sin dejar de lado a ningún chaval. Sin poner límites a su educación y crecimiento personal. A través de la Fundación Calvida, el grupo Albor – Cohs decidió participar activamente en el proyecto de Irala. Después de una primera fase de detección, ya han realizado las entrevistas personalizadas con los padres de los niños que se apuntaron y realizaron perfiles específicos de cada uno de ellos. “La idea es promover la convivencia entre los distintos agentes del barrio”, explican desde Albor – Cohs.

Continuidad en 2014 – 2015 La intención es que el pionero proyecto tenga continuidad – este curso finaliza el 12 de junio – y se siga llevando a cabo a partir del próximo curso escolar 2014 – 2015 . Estas semanas son solo una experiencia piloto, una toma de contacto con la variada problemática existente entre el alumnado de este centro de Bilbao. “El fin no son las tareas escolares, este proyecto no se limita a eso”, recalcan desde el grupo Albor – Cohs. La realidad es que las tareas escolares son el medio a través del cual poder trabajar todas las habilidades de los más pequeños de la casa y dar consejos de utilidad a los padres.

En primer lugar, los profesionales optaron por tocar la tecla educativa, aquella que se refiere a promocionar las actividades del ámbito escolar. “Se comenzó por hacer una fiesta en el barrio para empezar a dotar a los niños de recursos educativos y de convivencia”, detalla Ana Gandarias, consultora – educativa del grupo Albor – Cohs. “Esta experiencia nos aporta la oportunidad de verificar que la psicología no se remite a los despachos. Estas sesiones en el colegio Gallego Gorria nos acercan a la población y el objetivo es favorecer el bienestar de las personas”, puntualiza Gandarias.

“Queremos que los niños vean que todo el barrio se involucra en su día a día”, relatan desde la Asociación de Vecinos de Irala. Por ello, ya han planteado más actividades conjuntas entre la asociación y el AMPA, como un día de juegos divertidos que realizaron una mañana de sábado para que los más pequeños de Irala pudieran disfrutar a través de juegos tradicionales como la soka – tira. “Pretendemos fomentar las relaciones entre los niños al aire libre y que dejen de jugar con las máquinas en casa ellos solos. Esto también les ayuda a integrarse y hacer grupo”. Es la evidencia de un barrio de Bilbao que apuesta muy fuerte por promover la convivencia entre todos los agentes que conforman Irala.

En los próximos meses

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)