A un día de las elecciones europeas y generales, Bélgica se dio de frente con la sombra del antisemitismo en un tiroteo en el Museo Judío de Bruselas que dejó tres muertos y un herido de gravedad. La ministra de Interior, Joëlle Milquet, calificó de «ataque» el suceso y ordenó desplegar medidas de seguridad especiales en los centros judíos y sinagogas del país ante el temor de que se sucedan otros ataques.

Un individuo fue detenido dos horas después del suceso, que tuvo lugar alrededor de las 16:00 horas en el céntrico barrio de El Sablón. Según varios testigos, un hombre bajó de un coche Audi aparcado en segunda fila y entró en el Museo Judío donde comenzó a disparar indiscriminadamente. El tiroteo continuó instantes después ya en la calle, antes de montar de nuevo en el vehículo y emprender su huida junto con una segunda persona al volante.

Uno de los primeros en acercarse al lugar de la tragedia fue el ministro de Exteriores belga, Didier Reynders, quien tomaba café en un restaurante a apenas 100 metros. Fue él quien llamó a los servicios de emergencia y la policía tras ver dos cuerpos sin vida tendidos en el suelo. Al cierre de esta edición se desconocía la identidad del único sospechoso que estaba siendo interrogado.

Los fallecidos –dos mujeres y un hombre– no están vinculados al Museo Judío ni trabajan en él, según un portavoz policial. El Gobierno cree que se trata de un ataque deliberado contra la comunidad judía, y el presidente del Centro de Coordinación de las organizaciones judías en Bélgica, Maurice Sosnowski, recordó que es «el primer atentado contra los judíos en Bruselas desde la II Guerra Mundial». «Es difícil creer que en estos momentos pueda pasar algo así», añadió.

El suceso ha provocado una gran consternación en la comunidad judía con una importante presencia en la vida social de Bélgica. Ronald S. Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, una organización que representa a comunidades judías de más de 100 países, aseguró que este ataque es «otro recordatorio terrible de la clase de amenazas» a las que sese enfrenta Europa. «Por eso es de importancia crítica que las autoridades de Bélgica hagan todo lo posible para llevar a los responsables ante la justicia lo antes posible», añadió.

El Gobierno sopesaba ayer por la tarde elevar el nivel de alerta terrorista y decretó medidas especiales de vigilancia en centros judíos y sinagogas del país. No obstante, en una rueda de prensa posterior, Joëlle Milquet precisó que se trataba de un atentado «concreto» y que no existe riesgo para la población. Varios testigos pudieron anotar la matrícula del vehículo en el que huyeron los atacantes, de los que no ha trascendido ninguna información o sospecha que pueda tener la policía.

La tragedia trae inevitablemente a la cabeza el ataque que hace dos años protagonizó en la ciudad francesa de Tolouse Mohamed Merah, un lobo solitario franco-argelino que mató a siete militares y judíos durante varios días de pánico y persecución policial. Bélgica no había sufrido un suceso de estas magnitudes vinculada al antisemitismo que, además, ha tenido lugar un día antes de que se celebren las elecciones europeas y generales.

Distintos políticos belgas interrumpieron los últimos actos de campaña (en Bélgica no hay jornada de reflexión) para mostrar su solidaridad con las víctimas y procuraron desvincular este ataque con el hecho de que hoy se celebren elecciones. El primer ministro del país, Elio Di Rupo, habló de un «acto gravísimo de violencia». También el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durão Barroso, expresó sus condolencias a los familiares a través de un mensaje personal en Twitter.

El barrio del Sablón está situado muy próximo al Palacio Real. Famoso por sus galerías de arte, es uno de los lugares que más turistas atrae, más aun en días de buen tiempo como ayer. Además, en estas fechas se celebra un festival de Jazz que aumenta la afluencia de visitantes.