Cae la tarde en el populoso barrio ateniense de Ambelokipi. Decenas de personas se han congregado junto a una cancha de baloncesto. Un breve grito corta varias conversaciones y la muchedumbre se dispone a entrar a la pista, todos a la vez. Dentro esperan cientos de banderas griegas, listas para ser ondeadas. Nadie juega a canasta. No están allí para ver deporte: han ido a un mitin del partido neonazi Amanecer Dorado.

Seguidores y políticos se mezclan. No han conseguido una gran convocatoria y el ambiente se distiende. Conversan y se toman fotografías juntos. Incluso con los bebés. Algunos han acudido con toda la familia: «Es la hora de la victoria, hay muchos atropellos en Grecia y debemos imponer la justicia», señala Dimitris Konstantinidis, ingeniero y candidato a una silla en la alcaldía de Atenas.

Los extremistas helenos se juegan su futuro en los tres comicios que se celebrarán en los próximos siete días. Estarán presentes hoy en las urnas de la primera ronda de las elecciones municipales y regionales. El próximo domingo se celebrará la segunda ronda, junto a las europeas. Su objetivo es revalidar el sorprendente resultado de las generales de 2012, cuando sentaron a 18 de sus miembros en el Parlamento griego jugando la baza de un duro discurso contra la inmigración y contra la UE.

La política de Bruselas no deja indiferente a quienes se han congregado en una pista cuyo círculo central ha sido transformado en una cruz celta, al estilo de las utilizadas por grupos ultraderechistas de todo el mundo: «Éste es un partido patriota que cree en la Europa de las naciones. Es básico que todos los países tengan el mismo nivel de poder en Europa, su propio dinero si no están preparados para el euro y su propia lengua. Ahora Alemania presiona más de lo normal», explica Andreas Bariamis, un estudiante de Teología.

Ha acudido al acto junto a sus amigos. Amanecer Dorado ha conseguido una sólida base juvenil mediante su influencia en escuelas. Los estudiantes aguardan los discursos de sus líderes mientras suenan canciones tradicionales. El ideario del partido ha calado entre los jóvenes: «Primero debemos ayudar a los griegos y después a los inmigrantes», comenta Bariamis. Muchos continúan apoyando al partido a pesar del proceso judicial levantado contra su cúpula. Hasta seis de sus diputados, incluyendo al líder de la agrupación, Nikolaos Mijaloliakos, se encuentran en prisión preventiva a la espera de juicio. Sus fotografías están presentes en el mitin en forma de pancarta gigante: «Los nacionalistas no deben ir a la cárcel», reza una inscripción. La gran mayoría de los legisladores de la agrupación han visto su inmunidad parlamentaria levantada y serán, probablemente, objeto de juicio.

Se les acusa de pertenencia a una organización criminal erigida en torno a Amanecer Dorado a la que se imputan 30 delitos. Entre ellos el asesinato del rapero izquierdista Fyssas.

El Supremo ha aprobado la inclusión de los neonazis en las elecciones, a pesar del proceso. Dos generales retirados, uno de ellos con cargos anteriores en la OTAN y en la UE, serán candidatos. La investigación ha resultado en la expulsión de uno de los diputados del partido, y la deserción de otro. Sus líderes creen que les ha fortalecido: «Ahora estamos incluso más unidos que antes», apunta a este diario Ilías Panayiotaros, candidato a gobernar la región del Ática. Ni siquiera el proceso judicial contra el partido ha conseguido disminuir su popularidad bajo los niveles de 2012. Su intención de voto ha bajado cinco puntos, pero se mantiene en torno al 7,5%. Apoyo suficiente para sentar a dos de sus miembros en la Eurocámara.