PAQUI SÁNCHEZ MELILLA CORRESPONSAL
El sueño cumplido de Astan Traore
La primera mujer embarazada que salta la valla de Melilla engendró a su hijo en el monte Gurugú, donde vivía desde hace seis meses esperando para entrar en España
El Mundo, , 30-05-2014Los dos saltos más multitudinarios de la historia de Melilla, ocurridos en poco más de dos meses, guardan muchas similitudes. Comparten el número de los que consiguieron entrar, en torno a 500 en cada uno, y también la cifra de quienes lo llegaron a intentar, más de un millar. Pero sobre todo, la mayor coincidencia es que en ambos una mujer logró superar todos los obstáculos que conforman la frontera que separa África de Europa sin salir del continente.
La primera fue Mirelle, una joven camerunesa que, pese a estar lesionada en una pierna, fue capaz de escalar los seis metros de la primera valla y los otros seis de la segunda, y esquivar el enjambre de alambres que el Gobierno socialista puso entre ambas en 2005 para tratar de hacer impenetrable la frontera melillense. Si llamativa fue la gesta de Mirelle, la de Astan Traore no se queda atrás.
Esta maliense, que ronda la veintena, saltó la valla estando embarazada de 12 semanas. Ayer, cuando apenas habían pasado 24 horas, la futura mamá estaba tan normal, aunque un poco ausente, algo que sus propios compañeros dijeron que era una de sus señas de identidad.
Astan y su bebé están en buen estado, tal y como certificaron en el Hospital Comarcal de Melilla. Quienes conocieron allí mismo su historia no daban crédito, ya que la oportunidad de superar la valla le ha sido negada a cientos de hombres mucho más fuertes que lo han intentado varias veces.
Esta chica maliense, menuda como Mirelle, lo consiguió a la primera. Otras veces sus intentos se habían quedado en simples aproximaciones. Hasta el miércoles de madrugada, cuando, poco antes de las 6.00 horas, sus manos al fin pudieron tocar la famosa valla. Y saltarla.
El enorme agujero que provocó en la última verja la avalancha humana de la que ella formaba parte se lo puso un poco más fácil, aunque no le resta méritos, teniendo en cuenta que previamente había bajado desde el monte Gurugú y que tuvo que recorrer los dos kilómetros que separan los campamentos de las lindes de Melilla, sorteando también el férreo dispositivo de seguridad de las fuerzas auxiliares marroquíes. Al final de la prueba, lo más duro era escalar la valla en tiempo récord para pisar suelo español antes de la llegada de la Guardia Civil. Toda una carrera de obstáculos que Astan Traore superó el miércoles junto a sus 500 compañeros.
Aun siendo consciente del peligro que suponía sólo intentarlo, se decidió porque se sentía fuerte. No quería seguir en el Gurugú, allí donde ha estado viviendo poco más de medio año junto a su marido. En el monte marroquí engendraron a su hijo, que será europeo si todo sale como planean.
Porque la otra esperanza de esta joven de Malí es llegar al Viejo Continente para trabajar y sentirse libre. Su sueño es compartido con el resto de los 2.100 inmigrantes que viven hacinados en el CETI y que sufren desde hace semanas los efectos de la saturación de un centro que fue construido para albergar a no más de 480 personas. Entre el miércoles y hoy se calcula que han salido cerca de 300 sin papeles rumbo a la península. Los traslados seguirán en las próximas semanas, pero la Delegación del Gobierno no dará informará de ellos para no dar pistas a las mafias.
Mientras se agilizan las salidas, el Ejecutivo analiza cómo sobrellevar la saturación que ya tenía el CETI encima, y que se ha agravado mucho más esta semana. El centro se ha convertido en una olla a presión a punto de estallar. Ayer mismo, cuatro inmigrantes sirios fueron detenidos por protagonizar un altercado público. Querían pegar a un compatriota que había hecho unas declaraciones a la prensa respecto al origen étnico de muchos de los sirios que están llegando a Melilla de manera clandestina. La Guardia Civil, que ha reforzado su presencia en las inmediaciones del CETI para apoyar al servicio de vigilancia privada que tiene el centro, terminó rápido con la reyerta deteniendo a sus cuatro causantes.
También sigue muy pendiente de la valla, que ya ha sido reparada y reforzada con más policías antidisturbios. En el Gurugú hay aún cientos de inmigrantes, entre ellos un puñado de mujeres que también quieren ser como Mirelle y Astan.
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