teatro
Los Max se rinden ante Juan Diego Botto
El autor y actor recoge cuatro premios con Un trozo invisible de este mundo, mientras el andaluz Israel Galván triunfa en danza
Diario Sur, , 27-05-2014A los premios Max de las Artes Escénicas no podía faltarle una cosa: sentido del espectáculo. Y no le faltó. ágil y sin descanso, el presentador Jimmy Barnatán dirigió anoche la gala como si fuera en un gran cabaret en el que, en lugar de money, money, desfilaron sin parar premios, premios. Cayeron una veintena de reconocimientos en apenas dos horas. También hubo reivindicaciones y críticas por la delicada situación de la cultura, pero sin el ruido de los premios Goya. Sobre todo fue una gala de galardones en la que destacaron dos nombres por encima de todos: el del bailarín andaluz Israel Galván, que sumó tres reconocimientos con Lo real, y el del actor y autor Juan Diego Botto, que obtuvo cuatro premios con Un trozo invisible de este mundo. Los que se marcharon como habían llegado fueron los aspirantes malagueños que, pese a optar hasta en cinco categorías, no subieron a recoger premio alguno.
La actriz antequerana y gran dama del teatro Kiti Mánver (Las heridas del viento) vio como su compañera Eva Vilarasau (Barcelona) le arrebataba el galardón a la mejor actriz, mientras que la compañía malagueña de Fernando Hurtado (Charlie) asistió al triunfo de otros andaluces, los granadinos de La Maquiné, que se llevaban el reconocimiento al espectáculo infantil por El bosque de los Grimm. Por su parte, la artista malagueña Rocío Molina, que partía con tres candidaturas en los apartados de coreografía, espectáculo revelación y intérprete femenina de danza, fue viendo como sus opciones caían ante Israel Galván (Lo real), 8co80 (The Funamviolistas) y Eva Yerbabuena (¡Ay!), respectivamente.
En el apartado teatral, la noche de los Max fue también la de Juan Diego Botto, que se estrenaba como escritor con Un trozo invisible de este mundo, una obra que obtuvo los premios mejor espectáculo teatral, autor revelación, actor e iluminación (Valentín Álvarez). El intérprete hizo una doble dedicatoria a su madre, Cristina Rota, «que me enseñó todo lo que sé de este oficio, ¡gracias vieja!», y a «todos los emigrantes» que están representados en su obra a través de la historia de una mujer congoleña que perdió la vida en Madrid en su peregrinaje hacia un mundo mejor.
Reivindicación de la cultura
La obra Lestranger logró el Max a la adaptación de obra teatral para Carlos Alfaro y Rodolf Sirera, mientras que la mejor autoría fue para Pere Riera por Barcelona. El galardón a la mejor compañía fue para Tattaka Teatroa, mientras que el premio a la contribución a las artes escénicas fue para el Teatro Central de Sevilla, que reivindicó la gestión cultural que se realiza desde las diferentes comunidades autónomas. Por su parte, el premio de honor fue para la bailarina María de Avila, que fue rescatada como «gran dama de la danza de nuestro país».
En la categoría de baile, el triunfo también fue indiscutible para el sevillano Israel Galván, que se impuso en los apartados de intérprete masculino, coreografía y mejor espectáculo de danza por su obra Lo real. Un reconocimiento para este bailaor y coreógrafo que ya se encuentra inmerso en su nuevo espectáculo.
Con una ambientación a cabaret en claro homenaje a este género canalla y burlesco, la ceremonia dirigida por Mariano de Paco contó con un crecido y emplumado Jimmy Barnatán, que apareció en el escenario central de la gala vestido de negro, de riguroso cuero y tatuajes para proclamar que el teatro, el musical, la danza y los espectáculos escénicos habían logrado sumar «un año más de resistencia» pese a la crisis. El presentador, que no paró de cantar, tararear, hablar y gruñir durante las dos horas de espectáculo, abrió la gala con una monólogo en el que nombró uno a uno a los nominados, sin olvidarse de Kiti Mánver, Rocío Molina y Fernando Hurtado.
Como ocurrió en los pasados premios Goya, el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, tampoco acudió a la gala de los Max, por lo que la representación institucional correspondió al director dels Instituto Nacional de las Artes Escénicas y la Música (INAEM), Miguel Ángel Recio, al que el presidente de la Fundación SGAE, Antonio Onetti, agradeció su presencia para después recordar que, pese a los problemas, «aquí seguimos más vivos que nunca».
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