Frenar los extremismos

El Mundo, , 27-05-2014

Sr. Director:

Se puede calificar de sorprendente, por no decir que causa desasosiego y turbación, el ascenso de la derecha extrema en Francia. Aunque, de algún modo, si se medita y analiza en profundidad, tiene cierto fundamento. El país galo alberga desde hace décadas un problema de inmigración serio, que ninguno de los partidos, digamos moderados, de izquierda y derecha, han sabido solventar. Han carecido de voluntad política para ofrecer lo que son derechos inalienables de toda persona venga de donde venga: empleo, vivienda, sanidad.

Por ello creo que la comunidad internacional al completo tiene la obligación irrecusable de trazar leyes que refrenden, de un lado, los legítimos derechos que amparan a todos y, de otro, garanticen la paz y la concordia entre toda la ciudadanía.

El cómputo total de votos en Europa arroja esta verdad estremecedora: los grandes y moderados partidos pierden fuelle a favor de los que, hasta hoy, eran minoría, y la razón no es otra que la indiferencia patente y notoria hacia el colectivo de inmigrantes , seres humanos que persiguen una mejora en su calidad de vida, y la indolencia hacia quienes sólo desean vivir en paz y libertad.

La inmigración nos existiría, o sería residual, si los países más poderosos y avanzados social y económicamente, se unieran en un fin común: promover y proteger el desarrollo de los países menos favorecidos. El egoísmo, los personalismos y la falta de solidaridad son el carcinoma de nuestro siglo. Un mal que está provocando la erosión de los derechos humanos de unos y otros. Esta, y no otra, es la razón por la que en algunos de los países más influyentes de Europa germinan los extremismos ideológicos.Patricia Logwood. Correo electrónico.

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