LAS MANIFESTACIONES del alcalde de Sestao en las que llama «mierda» a los inmigrantes y declara su intención de sacarlos «a hostias» del municipio son intolerables y deberían llevar automáticamente al PNV a forzar su marcha. Josu Bergara podría haber incurrido además en un delito si se demuestra, como denuncia SOS Racismo, que se ha estado negando a empadronar a varias familias por el hecho de ser extranjeras. Lejos de plantearse su dimisión, ayer Bergara sacó pecho ante los vecinos y se limitó a matizar que en sus declaraciones se refería a los extranjeros que delinquen: «No se puede permitir que haya personas que vengan a robar», dijo. Si pretendía arreglarlo, aún lo estropeó más, al vincular directamente el fenómeno de la inmigración con la delincuencia y con la inseguridad ciudadana. ¿Habría utilizado el alcalde las mismas expresiones e igual contundencia si hablara de problemas relacionados con ciudadanos vascos? Seguro que no. Su discurso es xenófobo y puede incitar al odio. Por lo pronto ya ha empezado a enturbiar la convivencia en la ciudad vizcaína. Ayer hubo enfrentamientos en el Ayuntamiento entre vecinos que portaban una pancarta contra el alcalde y otros que lo defendían. El PNV tiene que actuar con firmeza.