El alcalde de Sestao saca pecho contra los inmigrantes
Josu Bergara (PNV) les llamó «mierda» y ahora rectifica diciendo que sólo se refería «a los que vienen a robar»
El Mundo, , 23-05-2014La campaña electoral volvió a acumular ayer otro exceso verbal. Si la semana pasada al PP le estallaron las manifestaciones machistas de Miguel Arias Cañete, ayer al PNV le salpicó de lleno la publicación de las declaraciones con tintes racistas del alcalde de Sestao, Josu Bergara. Pese a que las pronunció hace casi un año, no fue hasta ayer cuando trascendió un encuentro mantenido por él con inmobiliarias de este municipio, con las que pretendía establecer un mecanismo para filtrar a quién era adecuado y quién no para alquilar pisos. Las perlas fueron hechas públicas por SOS Racismo. «Gitanos buenos hay muy pocos…», «la mierda ya no viene a Sestao, si no, la echo yo, (…) me encargo de que se vayan a base de hostias, claro».
Al contrario que a Cañete, a Bergara le bastaron unas horas para disculparse, para retirar lo dicho y reconocer que fueron afirmaciones «absolutamente inapropiadas». Y por si quedara alguna duda, quien antes que alcalde fue director de Igualdad y Derechos Ciudadanos de la Diputación de Vizcaya subrayó que cuando se refería a la «mierda» que pulula por Sestao hacía referencia «a los delincuentes y a los incívicos», no al conjunto de los inmigrantes.
Pero pese al revuelo, por ahora Bergara parece contar con el respaldo de un buen número de sus vecinos, que al menos ayer no dudaron en acudir en su apoyo y jalearle en las puertas del Ayuntamiento. Aplausos y vítores que lograron aliviar ligeramente su semblante serio en un día «muy duro», según dijo. Un apoyo que también visualizó el riesgo de que pueda prender una peligrosa chispa en Sestao. A la salida del Consistorio, cuatro personas extendieron una pancarta con el lema Alcaldes racistas fuera, pero sólo recibieron insultos y gritos de reproche de los más de un centenar de vecinos. Una tensión que obligó a la Ertzaintza a proteger a los manifestantes y mediar entre unos y otros.
Las palabras y, sobre todo, la actitud del alcalde de la localidad fue denunciada ayer ante la Justicia por SOS Racismo, que le acusa de negarse a empadronar a inmigrantes extranjeros en el municipio para impedir que puedan alquilar pisos. La organización presentó en los juzgados de Baracaldo una denuncia, en nombre de cinco familias rumanas y de otros dos inmigrantes, contra el primer edil por un presunto delito de prevaricación por omisión, con agravante de racismo.
SOS Racismo denuncia que Bergara intentó plantear a las principales inmobiliarias de la localidad realizar una base de datos donde consultar los antecedentes de los solicitantes de un piso para denegarlos a familias o vecinos conflictivos.
Sestao acumula desde hace años elevados índices de desempleo y no pocos problemas de convivencia vecinal, especialmente en algunos barrios. Pese a que los índices de población inmigrante oscilan en la media de Euskadi –entre el 6% y 7%–, en Sestao las diferencias entre vecinos y algunos colectivos de inmigrantes han sido una constante.
SOS Racismo reiteró ayer que la grabación de las reuniones –celebradas los 4 y 26 de junio de 2013– ha sido el último recurso para hacer reaccionar al alcalde y que reconduzca las dificultades de empadronamiento que venían denunciando cada vez más inmigrantes. Subrayan que previamente lo habían intentado incluso a través del Ararteko (el defensor del Pueblo vasco), quien instó a Bergara a resolver la situación, a lo que el alcalde hizo caso omiso.
En los audios, a Bergara también se le escucha decir que «entre todos», en referencia a las inmobiliarias y al Consistorio, se debe evitar que Sestao se convierta en un municipio con exceso de inmigrantes conflictivos: «Tenemos que controlar entre todos, en la medida de las posibilidades, que no se nos llene, que no sea San Francisco (en referencia a un barrio degradado de Bilbao)». Añade que permitir la llegada de este tipo de inmigrantes tiene un «efecto llamada, viene uno y vienen todos». Ante las dudas legales que plantea una de las inmobiliarias, el alcalde llega a asegurar que él la ley la «incumple» todos los días, «a todas horas».
El revuelo provocado por las palabras del alcalde de Sestao llevó a Bergara a convocar a los medios ayer por la tarde para disculparse. Lo hizo después de hablar con la dirección del PNV y de dejar en una incómoda posición al Gobierno de Urkullu. Un Ejecutivo que ayer se limitó a marcar distancias, a cuestionar la legalidad de las grabaciones y a recordar que Bergara ya se había disculpado y que no eran «su estilo».
Oficialmente, Bergara ayer no se planteó dimitir. En un abarrotado salón de plenos, con decenas de medios y no menos vecinos afines que le jalearon, el alcalde, con semblante serio y nervioso, leyó un comunicado –sin preguntas– en el que comenzó por reconocer su error, por disculparse y por asegurar que sus palabras habían sido «absolutamente inadecuadas». Y dijo que las grabaciones habían sido «editadas y manipuladas». En su exposición, acompañado de todo su equipo, Bergara recordó que las citadas reuniones con las inmobiliarias sólo pretendían acabar con la proliferación de lo que llamó «pisos patera», a los que responsabilizó de haber elevado la conflictividad en el municipio. «Pisos en los que hacinan a familias enteras en condiciones higiénicas y salubres no aceptables»; viviendas que, continuó, «son aprovechadas en ocasiones» por personas que llegan a Sestao sólo para «alterar la convivencia y generar un clima de inseguridad ciudadana».
Lo justificó recordando que la tasa de delincuencia es de las más altas del País Vasco y que cuando aseguraba que terminaría con «la mierda» se refería a los «delincuentes y a los incívicos», expresión que ayer no dudo en reiterar que fue «inadecuada» y que retiró.
En su discurso, defendió un Sestao «multicultural, trabajador y cívico» que no permita que vivan en él «personas que vengan a robar, a coartar la libertad, la paz y la convivencia». Concluyó su petición de perdón instando a seguir trabajando «contra el incivismo y contra la delincuencia, no contra la inmigración».
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