El Gobierno no ve dónde está el
problema en que se utilice gas pimienta
para contener a inmigrantes
que tratan de pasar a Melilla «a la
fuerza» y de manera clandestina
saltando la valla fronteriza.
El jueves se pudo ver a la Guardia
Civil utilizar aerosoles para controlar
los movimientos de los 150
subsaharianos que estaban encaramados
en la alambrada y que trataban
de dispersarse para tener más
opciones de terminar pisando suelo
español. La imagen ha reavivado la
polémica sobre el uso de material
antidisturbios en los intentos de entrada,
pero, para el delegado del Gobierno
en Melilla, Abdelmalik el
Barkani, las reticencias sobre los
sprays no tiene razón de ser porque
se trata de un material «totalmente
reglamentario» que las Fuerzas de
Seguridad del Estado pueden utilizar
siempre que lo consideren oportuno,
pero «con proporcionalidad».
En el primer salto masivo del jueves,
durante las seis horas y media
que los inmigrantes permanecieron
en lo alto de la valla, la Guardia Civil
sólo sacó los aerosoles cuando
parte de los agentes tuvo que irse
rápidamente a otro punto del perímetro,
a varios kilómetros de distancia,
donde otros 200 inmigrantes
estaban intentando saltar. Los 150
que estaban encaramados en la zona
de Barrio Chino vieron la oportunidad
para desplazarse horizontalmente
por la verja y organizarse
en una hilera para dificultar la labor
de la Guardia Civil, que, a base de
aerosoles, consiguió de nuevo reunirlos
en un grupo.
Ante las críticas que han recibido
los agentes por esta actuación, el
delegado del Gobierno les mostró
ayer públicamente su apoyo, y aseguró
que seguirán utilizando este
material si las circunstancias lo requieren.
Hace ocho años, cuando el
Gobierno de Zapatero remodeló el
perímetro melillense elevando su altura
e instalando la tercera alambrada,
puso un mecanismo para que la
propia valla rociara con agua y gas
pimienta a todo aquel que pretendiera
escalarla, pero no se llegó siquiera
a utilizar porque podía perjudicar
más a los guardias civiles que
a los inmigrantes si el viento se les
ponía en contra.
Otra cosa es el extintor que también
usó la Guardia Civil el jueves.
El Barkani justificó su uso para apagar
la llama de un mechero que un
inmigrante había utilizado para
quemar su chaqueta y arrojarla a
los agentes, una actitud que el delegado
cree que evidencia la «situación
de conflictividad» que se deriva
de los saltos masivos a la valla,
sobre todo en los últimos tiempos,
en los que la presión migratoria, lejos
de cesar, va en aumento.