Uno de los grupos que desde 2011
había cometido varios asaltos violentos
en viviendas de la provincia
de Girona ha quedado desarticulado.
Los Mossos d’Esquadra han detenido
a 16 personas por formar
parte de una banda que sería responsable
de, como mínimo, 20
asaltos violentos y 10 robos silenciosos.
Según manifestó ayer el
conseller de Interior, Ramon Espadaler,
se trataba de un grupo criminal
«extremadamente violento». A
esta banda se le atribuyen 10 agresiones,
tres de las cuales de tipo sexual,
realizadas a los residentes de
las viviendas asaltadas.
Un joven de 25 años y de nacionalidad
marroquí lideraba el grupo,
junto con su subjefe, un hombre
de 36 años y también de nacionalidad
marroquí. Ambos participaban
siempre en los asaltos de
la banda, acompañados de otras
personas. De hecho, los ataques
violentos sólo se efectuaban si el
jefe de la organización se encontraba
en Cataluña. Cuando éste estaba
fuera o en Marruecos –donde
vendían los objetos que robaban–
el grupo no actuaba.
Los Mossos llevaban trabajando
los últimos siete meses en la investigación
en torno a esta banda, en
un dispositivo denominado Operación
Pinyataires. El nombre surge
de uno de los métodos que la organización
utilizaba para obtener información
de sus víctimas, porque
simulaban que recogían piñas cerca
de los inmuebles que querían
asaltar para analizar la mejor manera
de cometer el asalto.
El otro mecanismo para conseguir
más datos consistía en sobornar
a personas próximas a los residentes
atacados. Así, entre los 16
detenidos, se encuentran dos jardineros
y una mujer de la limpieza
del hogar que explicaban al grupo
de ladrones si los propietarios de
las viviendas tenían dinero o si
eran personas débiles.
El resto de arrestados son las
personas que esporádicamente
acompañaban al líder y al subjefe
de la banda para cometer los asaltos.
Se trata de hombres, todos de
nacionalidad marroquí, de entre 25
y 40 años. Los detenidos, algunos
sin antecedentes penales, residían
en Sant Feliu de Guíxols y también
en Platja d’Aro, Llagostera y Salt.
De hecho, la mayoría de sus actuaciones
se realizaban en la comarca
del Baix Empordà.
Ramon Espadaler reconoció
ayer que el grupo desarticulado,
pese a su historial, no es el responsable
de la muerte del empresario
Jordi Comas, quien falleció a finales
del año 2012 en un asalto violento.
El conseller de Interior avanzó
que «no se bajará la guardia» y
se mantendrá activado un dispositivo
especial de vigilancia en la
provincia de Girona.