Paloma, una víctima de trata que fue explotada sexualmente por un cártel de la droga de México, ha querido agradecer a España su decisión de otorgarle el estatuto de refugiada, convirtiéndose en la segunda víctima de esta lacra a la que se concede esta circunstancia: «Bendita España que me ha concedido el asilo».

Pero para Paloma este ha sido el final de un largo camino lleno de penurias. Esta joven mexicana de 29 años consiguió escapar «de la más horrible cárcel y cautiverio que ningún ser humano puede imaginarse», después de ser vendida a un cártel, que la obligó incluso a participar en ritos satánicos.

En unas declaraciones recogidas por la Cadena Ser Paloma ha mostrado la cara más cruel de un negocio que cada año mueve miles de millones en todo el mundo: «Mientras existan hombres que compren niñas y mujeres , mientras exista esta gente que realmente son los que hacen funcional el motor de las mafias, mientras tengan esa falta de moral de comprar sexo y consumir drogas, esto en cualquier parte del mundo va a seguir».

«A la gente que consume, felicidades porque están enriqueciendo a las mafias, felicidades porque gracias a ustedes miles de niñas y de mujeres en estos momentos están secuestradas para que podáis disfrutar del sexo como queráis…Por dios, son seres humanos, son niñas igual que tus hijas, que son madres igual que tu madre, que son tías, abuelas…», denunciaba la joven.

El «infierno» de Paloma no se puede resumir solo durante su tiempo de cautiverio, ya que según palabras de la joven el tratar de buscar protección por parte de las autoridades mexicanas fue imposible. Después de denunciarlo en repetidas ocasiones, «no le quedó otra opción», y con ayuda de asociaciones privadas, decidió poner rumbo a España en busca de asilo.

«Sí, tengo que dar buenas noticias: bendita España que me ha concedido el asilo y ahora tengo una vida por recuperar», subraya Paloma en una carta facilitada por la ONE Accem, en la que sostiene que no pudo confiar en un gobierno, el mexicano, «que a todos los niveles está corrompido».

La mujer afirma que caminar por España sintiéndose protegida es lo mejor que le puede pasar: «Abran las puertas a más mujeres que como yo sé que están sufriendo y sin voz, apoyen a denunciar pero sobre todo a reintegrar a la víctima», reclama.

Por su parte, la ONG Accem resalta, en un comunicado, que Paloma se ha convertido en la segunda víctima de trata de seres humanos que recibe en España el estatuto de refugiado.

La protección jurídica del asilo, prosigue la ONG, proporcionará a la mujer la estabilidad necesaria para comenzar a construir una nueva vida, «intentando dejar atrás el sufrimiento atravesado, sin sentir la amenaza continua de las personas que le obligaron a abandonar su país de residencia y buscar un refugio fuera de sus fronteras, en España».