LA izquierda, en general, y el PSOE, en particular, están empleando un discurso cargado de demagogia e hipocresía no solo para criticar la legítima actuación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en las fronteras de Ceuta y Melilla, sino para cargar sin sentido contra la política del Gobierno en materia de inmigración, aprovechando como excusa el inicio de la campaña para las europeas. Así, la candidata socialista, Elena Valenciano, dijo ayer defender la necesidad de una inmigración «ordenada y legal», pero, al mismo tiempo, cuestionó los métodos de la Guardia Civil para defender la frontera española de las avalanchas masivas de inmigrantes irregulares, perfectamente organizadas y dirigidas por las mafias, tal y como demuestran las imágenes de los últimos asaltos al vallado.

Su posición, compartida por IU y las nuevas pequeñas formaciones de izquierda, peca de demagogia porque el control de las fronteras y la lucha contra la inmigración ilegal son materias de seguridad nacional (e internacional, pues es una entrada ilegal a la UE) cuyos procedimientos están regulados. Los agentes han cumplido la ley a la hora de repeler los intentos en masa de subsaharianos para entrar por la fuerza en el país, actuando con arreglo a los principios de congruencia y proporcionalidad que estipula la normativa. Y lo peor es que el PSOE peca de hipócrita, ya que tuvo que lidiar con este mismo problema cuando gobernó, llegando incluso a movilizar al Ejército y usar similar material antidisturbio e idénticas concertinas en la valla.

Cualquier síntoma de debilidad para garantizar la seguridad de la frontera será aprovechado por las mafias para intensificar los asaltos. En el tratamiento y resolución de la presión inmigrante en Ceuta y Melilla, a la oposición le sobra utilización política y le falta responsabilidad y sentido de Estado.