La niebla se convirtió una vez más en la mejor aliada de los 800 subsaharianos que ayer intentaron saltar la valla que separa Melilla del territorio marroquí. A las seis de la mañana y divididos en dos grupos, unos 500 inmigrantes lo intentaron por las zonas conocidas como Barrio Chino y Beni Enzar. Hasta 150 lograron penetrar en territorio español y se dirigieron, a la carrera, a las instalaciones del Centro de Internamiento Temporal (CETI). Otros cinco fueron atendidos por voluntarios de la Cruz Roja y trasladados a un ambulatorio al sufrir heridas de cierta consideración.
PACO GUERRERO / EFE
La Guardia Civil vigiló a los inmigrantes que permanecían encaramados a la valla de Melilla
Un grupo de hasta 200 fueron sorprendidos en lo alto de la empalizada fronteriza, donde estuvieron seis horas, hasta que las fuerzas de seguridad españolas pudieron bajarles y entregarles a la Gendarmería marroquí. Algunos de los devueltos fueron apaleados antes de ser introducidos en autobuses con destino Rabat.
Durante las horas que permanecieron en lo alto de la valla se produjeron momentos de gran tensión con los policías españoles. En varios casos, los subsaharianos lograron hacerse con la porra de un agente y la emplearon contra él. Uno prendió fuego a la ropa y la arrojó. Otros se desplazaban por la valla buscando algún punto desde el que acceder a territorio español, sin conseguirlo. Al menos 12 agentes resultaron heridos o recibieron golpes. Un policía tuvo que ser hospitalizado con politraumatismo al caerle encima un subsahariano.
El salto de las seis de la mañana no fue el único. Cuatro horas después otros 300 inmigrantes intentaron entrar por la Vaguada de Linares, pero las fuerzas auxiliares marroquíes impidieron que pudieran acercarse.
Otros 71 inmigrantes magrebíes y subsaharianos fueron rescatados en dos pateras en el mar de Alborán y llevados a Motril, y siete más en el cabo de Gata.