No ha terminado aún el refuerzo «urgente» de la frontera
El Mundo, , 02-05-2014A punto de cumplirse dos meses de la visita a Melilla del ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, las medidas de emergencia que anunció para reforzar la valla fronteriza brillan por su ausencia. La más importante, la instalación de 15.000 metros de malla antitrepa para reducir el tamaño de los agujeros de la verja, ni siquiera se ha puesto en marcha desde el punto de vista administrativo.
Un vistazo a la plataforma digital de contratación del Estado deja al descubierto que el Gobierno se está tomando con calma las soluciones que anunciaron a bombo y platillo tanto el ministro, en su visita del 6 de marzo, como la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, en la rueda de prensa tras el Consejo de Ministros del pasado viernes. En ambos anuncios hay cuatro medidas idénticas: forrar la valla con la malla antitrepa, eliminar los flejes que coronan el perímetro, instalar tres torres de vigilancia para la Guardia Civil y poner tres cámaras térmicas nuevas.
Sólo las dos últimas medidas han empezado a ser tramitadas sobre el papel, pero aún no han sido adjudicadas. Sobre la malla antitrepa, Interior apenas ha puesto 950 metros que habían sobrado de una instalación anterior en los puntos más sensibles de la valla. Y, respecto a la eliminación de los flejes, en estos casi dos meses únicamente se ha llevado a cabo en algunas zonas muy concretas. El lugar donde se registró el salto de ayer seguía teniendo esas vallas abatibles, que son el apoyo perfecto para que los inmigrantes puedan caminar y saltar casi sin problema a lo largo del perímetro.
Tampoco se ha creado aún la comisión hispano-marroquí para reactivar el acuerdo de readmisión entre ambos países, ya que el luto por Adolfo Suárez obligó a suspender la cita prevista en Tánger para el 26 de marzo. La ausencia de esos refuerzos ha obligado a suplirla con más agentes. Ahora hay en Melilla 330 antidisturbios. Pero la falta de prisa para ejecutar las medidas «urgentes» del Gobierno ha permitido que en estos casi dos meses hayan entrado casi 700 inmigrantes sólo por la valla.
Los métodos para entrar en Melilla de forma irregular cambian y los sistemas para repelerlos, también. La Guardia Civil sustituyó ayer en Melilla las pelotas de goma –prohibidas desde la muerte en febrero de 15 inmigrantes en Ceuta– por un extintor y gases lacrimógenos, otro tipo de material antidisturbios.
Un agente prácticamente vació un extintor sobre uno de los sin papeles encaramados en la valla, que tenía un mechero, poco después de que otro inmigrante prendiera fuego a una de las prendas que llevabapara evitar ser apresado. Los aerosoles de pimienta fueron lanzados por otro guardia que, al final, tuvo que bajar de la escalera porque el viento llevó los gases hacia él.
Saltos simultáneos, forcejeos entre inmigrantes y agentes, y largas horas de espera en la valla. Éstos fueron algunos de los elementos que conformaron ayer el déjà vu que vivió el perímetro fronterizo entre Melilla y Marruecos, donde cerca de 800 subsaharianos protagonizaron dos nuevos intentos de entrada. Al final sólo lo lograron 140, pero los que más trabajo dieron fueron otros 150 que se quedaron a unos pasos de culminar su sueño español. La llegada de los agentes les pilló todavía encima de la valla, y allí decidieron quedarse seis horas y media, resistiéndose a bajar.
A las 12.30 horas, un fuerte despliegue de antidisturbios ya había puesto a casi todos en manos de los agentes marroquíes, que los fueron llevando poco a poco a los tres autobuses que esperaban al otro de la valla. El salto había tenido lugar poco antes de las 6.00 horas, cuando la oscuridad daba paso a un día festivo envuelto en una espesa niebla. Muy cerca de donde tuvo lugar la última avalancha, 500 inmigrantes hicieron acto de presencia ayudados por la escasa visibilidad.
Los 140 más rápidos sortearon sin problema los seis metros de altura de la triple alambrada y lograron llegar al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (Ceti), que acoge a 1.900 inmigrantes, el cuádruple de su capacidad. El resto de subsaharianos vio terminadas sus posibilidades de entrar a Melilla en cuanto aparecieron los guardias de los Grupos de Reserva y Seguridad (GRS). Alrededor de 150 inmigrantes se quedaron encaramados en la valla durante horas, mientras los otros 200 fueron repelidos directamente. Probablemente muchos de ellos integraban el segundo grupo que, cuatro horas más tarde, protagonizó un nuevo salto masivo en otro punto de la valla, aprovechando que el grueso del despliegue estaba a kilómetros de allí.
La reciente estrategia del divide y vencerás es una de las más empleadas por los inmigrantes en sus intentos de entrada, aunque ayer no surtió ningún efecto ni a los 200 del segundo salto, que fueron dispersados, ni a los 150 que siguieron encaramados hasta completar seis horas y media, en las que el juego del despiste y el forcejeo con la Guardia Civil fue constante. Los subsaharianos se enfrentaron a varios agentes arrebatándoles las defensas y el casco. La jornada se saldó con 19 heridos, 12 de ellos guardias civiles. El Ministerio del Interior denunció la actitud «beligerante» de los inmigrantes. Les acusa de sufrir lesiones y pérdidas de conocimiento y de lanzarles prendas en llamas.
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