La revolución antirracista del plátano
El carácter imprevisible del gesto de Alves revierte el intento de provocación racista
La Vanguardia, , 30-04-2014El mundo entero habla desde el domingo del gesto del jugador del Barça Dani Alves al comerse el plátano que un energúmeno le había lanzado desde la grada. Hace tiempo que esta fruta era un símbolo racista empleado en los estadios de fútbol. Al jugador italiano Mario Balotelli, por ejemplo, le lanzaron un plátano durante un partido contra Croacia en la pasada Eurocopa con la intención de provocarle. Alves le ha dado la vuelta a la provocación, al transformarlo en un símbolo contra el racismo. Su compañero Neymar, un auténtico especialista en la comunicación social, no tardó en crear en Twitter la etiqueta #somostodosmacacos y disparó una movilización social mundial contra el racismo.
Estrellas del deporte, famosos, primeros ministros y desconocidos de todo el mundo se han fotografiado comiendo plátanos como un gesto de rechazo al racismo. La portada entera del diario deportivo más importante de Brasil, Lance, tenía ayer un plátano como gran símbolo y el titular Monada (re)unida sobre la fotografía de toda la redacción del periódico con plátanos en la mano.
¿Cómo lo ha logrado Alves? Desde el punto de vista de la comunicación, el jugador logró convertirse el domingo en un icono contra el racismo, y su gesto concentró tal carga simbólica que seguramente, a partir de ahora, siempre será recordado cada vez que alguien se refiera al racismo en el deporte. Y lo logró porque, como señala la teoría de la comunicación, modificó el relato. Es decir, al contrario que en hechos anteriores racistas en campos de fútbol, Alves tuvo una reacción que modificó lo que era previsible, lo que se esperaba, generando sorpresa y solidaridad: no se enfadó, no apartó el plátano, no se quejó al árbitro, por ejemplo, simplemente se lo comió. Lo señala Beatriz Gallardo, catedrática de Lingüística: “fue un acto tan natural, sorprendente, que reencuadró una historia que apuntaba a un acto muy negativo; pero su reacción, tan humana, tan educada y positiva supuso toda una enorme victoria contra una enorme injusticia; y eso es lo que convierte un hecho normal en un hecho extraordinario”.
La historia del deporte está llena de actos simbólicos, pero los que se recuerdan son, casi siempre, aquellos que ofrecen una lectura alternativa a la esperada. Es el caso del saludo Black Power de los deportistas negros en las Olimpiadas de México de 1968: guante negro, puño derecho en alto y cabeza baja. Dani Alves, en este sentido, logró el domingo algo parecido en cuanto a repercusión mediática.
Manuel Asensi, profesor de filosofía y semiótica de la Universitat de València, recuerda que lo vio en directo. “Cuando Alves toma el plátano y se lo come me di cuenta de que el jugador había logrado una inversión del mensaje”. “El tipo del plátano pretendía alimentar de forma metafórica (la idea del plátano remite al imaginario de los monos consumiendo este producto) su mensaje racista. Pero Alves devolvió el mensaje al lanzador generando una profunda onda de solidaridad en todo el mundo”.
Franc Carreras, profesor de marketing digital en Esade y fundador de Somos Digitales, asegura que una campaña viral como la desatada por el jugador azulgrana “es imposible de diseñar en un laboratorio”. A su juicio, el éxito del gesto de Alves está en el hecho de que era imprevisible.
“Nos llama la atención porque no te lo esperas. Un plátano es muy icónico y el titular que se podía hacer era fácil”, señala Carreras. Las marcas publicitarias pueden intentar engancharse a este hecho, pero no promocionarlo por su cuenta. “Las marcas –explica– están aprendiendo a hacer servir más las sensaciones. Esto se utiliza cada vez más”.
En esa línea, Plátano de Canarias se unió al gesto de Alves con un mensaje antirracista en Twitter, pero sin pasarse. Hace falta tener “agilidad y capacidad de reacción”, indica Carreras, aunque hay que ir con pies de plomo. En la corta historia de las redes sociales abundan los ejemplos de cómo un intento comercial de aprovechar un hecho casual se vuelve en contra de quien lo hace.
El especialista en redes sociales Mauro Fuentes, director en España de Social@Ogilvy, observa que el éxito del gesto de Alves se apoya tanto en el hecho de que fue “valiente y natural” como en que los deportistas son “semillas de viralidad. Tienen mucha gente que les sigue, los admira y se creen lo que dicen”. La difusión de la foto de Neymar y de otros futbolistas hizo el resto.
Fuentes cree que el símbolo no perdurará “porque las modas de internet suelen ser bastante efímeras”. “No creo que se convierta en un símbolo de Stop Racismo–apunta–. Pero ojalá, cosas más raras se han visto”.
Las empresas comerciales pueden engancharse a hechos que no han provocado, como es el caso del plátano de Alves. Por eso Fuentes defiende que las compañías mantengan una presencia activa en internet: “Tienes que tener bien estructurada su presencia en las redes para poder ofrecer una respuesta rápida y, cuando tu producto se ve involucrado, poder hacer algo”.
Ninguno de los expertos tiene dudas: el gesto del jugador del Barcelona estará asociado para siempre a la lucha contra el racismo, y su nombre ya forma parte de la lista de personajes –del deporte pero también de la política, la cultura o la ciencia– cuyo simbolismo perdurará.
(Puede haber caducado)