«La banda de Prince nos ha arruinado»

Hablan las víctimas del gran timo de las cartas nigerianas al empezar el juicio

El Mundo, PABLO HERRAIZ, 29-04-2014

«Mi nombre es Prince Eneka Nwambu», dice tranquilo el nigeriano, con su chaqueta de lana impecable, al empezar a declarar. El fiscal le enseña unos documentos.

– ¿Su firma está en la página tres?

–Yes [Sí].

– ¿Recuerda esta transferencia de 40.000 euros?

–I don’t understand [No entiendo].

Pocos minutos antes, los acusados por una de las grandes estafas de cartas nigerianas que ha habido en Madrid, con víctimas en medio mundo, se desperezan como leones hastiados dentro de la pecera de la Audiencia Nacional, en San Fernando de Henares. Se les acusa de montar un entramado para robar dinero a incautos que pensaban que iban a cobrar millones, pero terminaron pagando con todo lo que tenían. Quiso el tribunal, obviando la tecnología, que las víctimas de los timos millonarios vinieran a declarar a España desde Estados Unidos, Australia, México, Inglaterra o Noruega, por poner algunos ejemplos.

Todos han perdido algo más que dinero: una estafa de este tipo les ha costado divorcios, perder su casa, peleas familiares, pérdida de amigos y de puestos de trabajo… «La banda de Prince nos ha arruinado la vida», es el resumen de muchos de ellos a la salida del juicio.

En el banquillo hay 15 acusados. Sólo una es mujer, Daniela Simpson, que tardó un año más que el resto en ser detenida, y todo porque la pillaron en el aeropuerto de San Francisco, cuando ya estaba lista para empezar una nueva vida.

Prince contesta en muchas ocasiones con preguntas, en un inglés extraño o en español, según le viene, y acaba discutiendo con el traductor porque quiere que sea más fiel a sus palabras. Casi hablan más entre ellos que al tribunal.

El resto se seca el sudor de las manos en los pantalones, llevan los cráneos afeitados y es posible, explican los cercanos al caso, que se conformen con la pena que se les pide. Mas no así Prince, que vivió una lujosa vida con casas, coches Hummer y altas relaciones con gente importante de Nigeria que iba a cenar a su restaurante típicamente africano, todo aderezado con los consejos que seguía de un chamán, y no quiere más cárcel. Otro de los acusados es un empleado del Deutsche Bank, que sirvió de cómplice a la trama, usando las propias oficinas de una sucursal.

Esta banda es nigeriana en su mayoría, y el fiscal José Grinda solicita para ellos penas de hasta 21 años, como en el caso del propio Prince. Sacaron, sólo entre las víctimas que han venido a testificar, alrededor de 19 millones de euros, según explican ellas mismas. Quizá el caso más sangrante es el de Howard, australiano de 75 años, al que timaron unos siete millones de dólares, según Anticorrupción.

La UDEF Central de la Policía realizó las detenciones tras una larga investigación en el año 2011, aunque a juicio de los abogados de las víctimas, Federico A. Bleckmann y Matthias E. Wiegner, todavía quedan cosas en el tintero. Continúa abierta una pieza separada contra un empleado del Deutsche Bank, y al menos cinco de los sospechosos están en paredero desconocido.

Y hay más: el Deutsche Bank recibió información sobre estas estafas un año antes de que se produjeran las detenciones, pero al parecer no le dio credibilidad. Esto podría acabar en responsabilidad civil subsidiaria por su parte. De hecho, el fiscal pide que responda ante cinco de las víctimas, y las acusaciones particulares añaden que se incluya a todos. Quedan muchas víctimas sin identificar, y sus casos quedarán sobreseídos temporalmente. La sesión de ayer promete que el juicio va a durar más de los tres días previstos. El mes pasado ya se suspendió porque uno de los presos tenía varicela.

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