La operación Emperador se desencadena en octubre de 2012 con una macrorredada en la que se ordenó un centenar de detenciones. Es el fruto de dos años de investigación.

¿Qué se investiga?

La Audiencia y la Fiscalía intentan desentrañar la maraña de negocios, sociedades y operaciones mediante los cuales empresarios chinos traían a España más productos de los declarados y lograban sacar el dinero negro que generaban. El caso saca a la luz la mayor trama de mafia china detectada hasta entonces. El juez imputa delitos de blanqueo, fraude fiscal, contrabando, coacciones, amenazas, contra la propiedad intelectual e industrial y contra los trabajadores.

¿Quiénes son las principales figuras de esta red?

A la cabeza está Gao Ping, empresario de éxito, multimillonario y marchante de arte. A su sombra funcionaba una estructura encargada del trabajo sucio, encabezada por Hai Bo. Ambos quedaron en libertad por un error de plazos del juez Andreu, pero meses después la Audiencia volvió a encarcelarlos. Por otra parte, la red tenía una trama hebrea, encabezada por la israelí Malka Mamman, que se dedicaba a la evasión fiscal y el blanqueo.

¿Cómo se organizaban los imputados?

En la trama china participaban varios grupos con diferentes actividades delictivas. Convivían con la trama hebrea, centrada en el trasiego de dinero negro y que contactaba con empresarios españoles que necesitaban repatriar dinero opaco.

¿Qué papel jugaban los policías?

Los mandos policiales habrían recibido regalos como entradas para el fútbol y los toros, jamón o vino a cambio de favores, información confidencial y haber facilitado documentos oficiales a la trama.