Irene Fernández defensora de los derechos humanos
Una luchadora por los derechos de los más pobres
Deia, , 27-04-2014bilbao – La defensora de los derechos humanos Irene Fernández falleció en Malasia el pasado 31 de marzo. La dedicación, durante toda su vida, a promover los derechos de los más pobres, los trabajadores migrantes, los trabajadores agrícolas, los trabajadores domésticos, las prostitutas y los enfermos de sida, le valió, en 2005, el Premio Nobel Alternativo, que concede cada año organización sueca Right Livelihood Award.
Nacida en Malasia en 1946, comenzó su carrera como profesora de escuela secundaria, pero enseguida se dedicó a los derechos de trabajadores y consumidores. En 1970 renunció a su carrera docente para convertirse en un organizador de tiempo completo para los trabajadores jóvenes, organizando, entre otras cosas, el primer sindicato de trabajadores textiles.
consumo En 1976, se unió a la Asociación de Consumidores de Penang (CAP) y trabajó en la educación del consumidor, el lanzamiento de los clubes de consumo para los niños de secundaria para enseñarles acerca de las necesidades básicas, la seguridad y la protección del medio ambiente. Ella también comenzó un programa de consumo de la mujer rural, vinculado a una campaña de lactancia materna y el boicot a Nestlé.
Desde 1992, ella era la presidenta de la Red de Acción en Plaguicidas, que trabaja para la eliminación de los plaguicidas y el desarrollo de la agricultura sostenible, lo que llevó a las campañas sobre la salud, contra los transgénicos, y tomando de nuevo el control de las semillas.
mujeres Fernández, tuvo tres hijos y varios hijos de crianza, también fue activa defensora de los derechos de las mujeres y dirigió campañas para detener la violencia contra las mujeres. Fruto de ello fue la creación de varios grupos de mujeres, uno de los cuales, Acción de la Mujer, es hoy en día uno de los más fuertes grupos de defensa de las mujeres en Malasia. La Ley contra la violencia doméstica, sexual Código Acoso y cambios en las leyes relacionadas con la violación son resultado de su trabajo.
trabajadores Asimismo, fundó en 1991 la organización Tenaganita que defiende los derechos de los trabajadores migrantes, hasta tres millones de los cuales se encuentran en Malasia. Tenaganita, con 15 empleados y 150 voluntarios, trabaja para documentar los abusos que se comenten contra los trabajadores extranjeros.
En 1995, Fernández publicó un informe sobre el abuso de los trabajadores migrantes, la catalogación de la desnutrición, el abuso físico y sexual y las pésimas condiciones que los trabajadores soportan, así como las condiciones de los campos de detención donde terminan y donde muchos de ellos mueren. La investigación incluyó entrevistas a 300 trabajadores migrantes. El gobierno avergonzado admitió que 46 personas habían muerto a causa de diversas enfermedades en sus centros de detención, pero en marzo de 1996, Fernández fue detenida en su casa y acusada de “publicación maliciosa de noticias falsas”.
Su juicio se convirtió en el más largo en la historia de Malasia y muchos de los testigos en los que ella confiaba fueron deportados antes de que pudiera hacer su defensa.En 2003 fue finalmente declarada culpable y condenada a un año de prisión. Para el año 2005, todavía estaba en libertad bajo fianza en espera de una apelación. Mientras, su pasaporte fue confiscado y se le prohibió presentarse a las elecciones.
Finalmente, en 2008, tras 13 años de lucha en los tribunales, fue absuelta. A pesar del acoso y la intimidación Fernández valientemente se negó a limitar su trabajo o embotar su mensaje, aun cuando la pena de prisión se cernía sobre su cabeza. Ella nunca usó la violencia ni la propugnó y siempre trabajó de una manera abierta y legal.
reconocimientos Convencidos de la legitimidad de su trabajo como defensora de los derechos humanos, Amnistía Internacional hizo campaña de forma continua durante su proceso y la apoyó inequívocamente durante su juicio.
La organización sueca Right Livelihood Award la honró en 2005 con el Premio Nobel Alternativo"por su destacada y valiente labor para detener la violencia contra las mujeres y abusos de los migrantes y de los trabajadores pobres", causas a las que se unió en los últimos años otras como la celebración de elecciones libres y justas.
Un miembro del jurado y también reconocido con ese premio, el malasio Anwar Fazal, dijo de ella que “fue un ícono mundial en la lucha internacional por los derechos de los trabajadores migrantes. Ella era valiente y firme y enfrentaba al poder con la verdad como pocos lo han hecho. Ella soportó el juicio más largo en la historia de Malasia por la publicación de un informe sobre las condiciones de los trabajadores migrantes en el país. Esto no la detuvo, siguió siendo un espíritu fuerte e inspirador y un modelo de valentía para todos los que trabajamos por la justicia social”.
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