Orgullo afroamericano
El País, , 23-04-2014¿Quién es Tyler Perry? El cómico que ganó más de 100 millones de euros, según la revista Forbes, entre mayo de 2010 y mayo de 2011. El hombre que se trasviste en Madea, una big mama sureña, protagonista de ocho películas y una decena de obras de teatro, el afroamericano más famoso en Estados Unidos… hasta que llegó el presidente Obama. Ni Will Smith alcanza su popularidad.
Eso, dentro de su país, porque en el extranjero nadie conoce a Perry, que ha intentado, sin cuajar, una carrera de intérprete con gravitas. Los afroamericanos han luchado —y triunfado— en su orgullo de etnia. Por porcentaje, suponen el 12% de la población estadounidense, pero aparecen en el 17% de las imágenes audiovisuales. Desde hace décadas ha habido una corriente subterránea, con picos como el protagonizado por el género blaxploitation, que en los setenta atrajo al público negro y urbano: la trilogía de Shaft, Black Caesar, Foxy Brown…
A finales de los ochenta, llegó Spike Lee y el movimiento resurgió: She’s gotta have it, Haz lo que debas… En 1991 John Singleton logró otro taquillazo con Boyz n the Hood, y le arrebató el honor a Lee de ser el primer director afroamericano candidato al Oscar. Es el triunfo del rap, del hip-hop, Bill Cosby normaliza la presencia del negro de clase media en televisión, y Will Smith lleva el humor callejero a la pequeña pantalla con El príncipe de Bel-Air.
Hoy, cada dos meses aproximadamente, hay un lanzamiento cinematográfico con Chris Rock, Martin Lawrence o Ice Cube como protagonistas, se estrenan largometrajes como Lottery ticket, comedias románticas como Think like a man, películas de acción como Ride along (muchas las dirige Tim Story, más volcado en filmes para su comunidad que otros realizadores como Antoine Fuqua), el actor Kevin Hart se convierte en la nueva gran estrella (más de veinte películas en el último lustro). Y de eso ninguna repercusión más allá de su barrio: no importa, es de consumo propio.
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